domingo, 5 de enero de 2014

Reyes Magos for ever...

Como soy una navideña confesa, no debo por menos que comentar en estas páginas la última fecha que celebramos y que, para mi, es la mejor: la  venida de los Reyes magos.


Desde pequeña, es obvio, me ha encantado, pues, como comentaba con mi amigo y poeta Fernando López, la noche y el día de Reyes están llenos de recuerdos imborrables, de cuentos , juegos y nervios. Además, concurre otra circunstancia y es que no soy en absoluto de Papá Noel, por lo que es esta noche mágica la noche de los regalos en mi familia.

La razón va muy unida a mi propia idiosincrasia. Siempre me atrajo aquello que proviene de Oriente, del Mediterráneo, que está tan unido a nuestra propia civilización. El norte frío y lejano nunca me ha resultado apetecible. Y sigue siendo así.  Me cuesta, sinceramente, en ocasiones sentirme europea, dentro de ese baño de influencia alemana (!brrrr, la Merkel!), holandesa o británica. Por el contrario, cuando he visitado la cuenca mediterránea, Egipto, o Marruecos he sentido allí mis raíces, un eco que me ha hecho encontrarme como en casa. Además, ¿quiénes fueron, durante mucho tiempo, los bárbaros?

Por otra parte, diferencia va en el empaque que ostentan los Magos, con esas vestimentas tan maravillosas,  tan majestuosos sobre los camellos, con todos los pajes y el cortejo- representando a razas y edades-,a ese gordito vestido de rojo y  montando en un trineo, que por muchos renos que lleve, es bastante soso.Y qué decir  del monopolio que tiene el tal Papá Noel (o Santa Claus) fabricando él mismo los juguetes en Laponia. Por el contrario, los Reyes Magos consumen incluso en grandes almacenes, contribuyendo a la mejora de la economía...

Bromas a parte , voy a lustrarme los zapatos (rojos y con tacones), que la  tradición es la tradición. Y como he sido bastante buena, espero , por lo menos, que Melchor, Gaspar y Baltasar tengan un detalle.

Felices Reyes.

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