sábado, 17 de agosto de 2024

El mundo no se acabó en el año 1000

Me agota, tengo que decir que me agota, la incapacidad de ser positivos, como si el hacerlo nos convirtiera en ingenuos. Nada más lejos, no hay ingenuidad en pensar que las cosas pueden ir bien, porque el optimismo no aparta de su camino las dificultades, sino que no las agiganta, ni convierte una piedra en una montaña para tener justificación de no poder superarla, o para convencer de la hazaña de hacerlo: una piedra es una piedra, y normalmente se aparta de una patada.


Os invito, mis queridos lectores, a hacer un ejercicio de comprobación. Si los medios dan una noticia buena, siempre habrá un pero. La palabra “histórico” se aplica a cualquier cosa que interese, aunque de histórico no tenga nada y su relevancia dure lo que un clic. El tiempo se ha convertido en un fenómeno asombroso que llena a diario minutos, y minutos (tras un año de  te dan un doctorado en climatología), y el calor de julio en Sevilla es noticia asombrosa, y el frío en enero en Zamora también, mientras otros niegan el cambio climático y son aplaudidos.


Nada peor para los seres humanos que este carrera en círculos en la que nos hacen movernos, esta rutina en la que nos caen sobre los hombros todo el peso del mundo, cuando nuestra espalda esperaba cargar simplemente con nuestro día a día. Nos mantienen secuestrados bajo las llaves del tremendismo y de la fatalidad. Nunca hemos sido menos libres. Vivimos en una jaula con la puerta abierta guardada por el miedo y el hastío: a perder el trabajo, al propio trabajo; a las enfermedades, a la muerte, a la guerra, a la ruptura de España,… A todo.


Perdonad, mis queridos lectores, si este artículo no ses el más apropiado para un mes vacacional y  haya sido escrito con un poco de amargura, pero no hay nada más cansado que mantenerse en pie cuando te están empujando por tantos lados.


Os animo a no dejaros amedrentar. Sois soberanos de vuestra vida, de decidir por qué y para qué invertir vuestro tiempo. Huid de quienes son profetas del desastre y si no os gusta este mundo, inventaros el vuestro. No es tan difícil. Basta con confiar en uno mismo, y saber que según sintamos así pensaremos.


Al fin y al cabo, el mundo no se acabó el año 1000. ¿De qué sirvió tanto espanto?


jueves, 1 de agosto de 2024

Sobre intransigencia y las Olimpiadas

Creo que sí, que a veces soy intransigente, pero es que cada vez aguanto menos a quien puede y no quiere. 
 
Se me hace muy cuesta arriba la mediocridad alentada por más mediocridad en una sociedad a la que cada vez se le hurtan más posibilidades de adquirir la capacidad de pensar, mientras se le muestra como imprescindible lo que no es más que alpiste intelectual.

Pienso que, en ocasiones, no debería ser tan "dura", pero cuando hecho la vista atrás y veo el camino recorrido, el esfuerzo, el riesgo, el tiempo invertido hasta llegar aquí, siento que vivimos momentos en lo que no nos paramos en lo importante sino en aquello que nos evade y nos lleva a dónde queremos estar sin cuestionarnos nada.

Sé que mi postura, en más ocasiones de las que yo quisiera, me lleva a ser incomprendida o juzgada como eso, "intransigente", pero la mayoría de las veces lo que siento es una extraña sensación de extravío, como una niña perdida en unos almacenes un día de rebajas.

Veo las noticias, escucho a personajes que me revuelven las tripas, que utilizan la mentira y la manipulación para perpetuarse u obtener de nuevo el  poder. Celebramos unos Juegos olímpicos mientras se baten records de muertos, de asesinatos de inocentes. Rusia no puede participar en esos juegos, mientras que Israel, con el infame de Netanyahu, al frente no es castigada, simplemente por los intereses de USA. Según indica Pierre Oliver Beckers, miembro del COI y presidente de la Comisión de Coordinación de los Juegos “los Comités Olímpicos Israelí y Palestino coexisten de manera pacífica” por eso Israel puede participar. ¿En serio que Israel arrasa Gaza, pero eso no tiene repercusión en las Olimpiadas? Mátame, camión. ¡Cómo no ser intransigente!

Poco puedo hacer yo, humilde mujer, desde este blog, más allá de escribir, de poner en negro sobre blanco la diaria frustración que me produce ver cómo el ser humano ha conseguido una anestesia social a base de cultivar el ansia por tener más allá de ser. Tener dinero, tener territorio, tener fama... Nos pasamos media vida queriendo tener y otra media temiendo perder lo conseguido; es entonces cuando, en manos del miedo, nos hemos vuelto tan fácilmente manipulables. 

Es 1 de agosto, el mes de vacaciones por excelencia. Hoy nos volverán a poner los mismos reportajes en los que nos dirán las mismas cosas que todos los años sobre estas fechas. Yo sigo rebelándome contra esta especie de día de la marmota en la que nos quieren hacer ver que un partido de tenis importa más que miles de muertos inocentes.

¿Soy intransigente con esta sociedad consumista y sin valores? Sí, porque creo que es condición sine qua non para llegar a la justicia.

Sed felices.

 

domingo, 21 de julio de 2024

Se les quiere, sí...

 Sí, se les quiere mucho. Aunque la mayoría de nosotros somos conscientes de que son animales, nuestros perros son seres  a los que sentimos muy cercanos. En mis caso son mis "perris" Hada y Luna las que me hacen la vida mucho más agradable y llena de afecto. 

A lo largo de mi vida ha sido un número apreciable de perros que han pasado por mi vida. Pero hoy,   Día Mundial del Perro/a, quiero recordar a alguien que fue muy especial en nuestra vida: Luni.

Luni llegó a casa de mis padres unos meses después de que a mi padre le operaran de un cáncer. Fue su compañero y su compañía, le "obligaba" a salir a la calle, y ambos compartían, con algún espanto por parte de la veterinaria, las porras del desayuno. Cuando mi padre nos dejó definitivamente me lo traje a casa (gracias, Paco, por no haber puesto ni el más mínimo inconveniente) y convivió con nosotros hasta que falleció.

De alguna manera, y a través de él, sentía a mi padre cerca porque podía de alguna manera percibir la energía serena que me transmitía. Cuando murió le escribí un epitafio que nunca he enseñado, pero que hoy, quizá por el día que es , quiero dejaros aquí:

Hola, Luni:

Hace dos días que tu pequeño corazón, tan lleno de  cariño hacia nosotros se paró. Fue sin que nos diéramos cuenta, sin sufrimiento, sin que yo, que te sostenía en mi regazo, me percatara hasta unos pocos minutos después. Hoy he despedido tu cuerpo definitivamente, pero tu alma, porque los perros, seguro, tenéis alma, está junto a mí.
Te escribo desde el ordenador que bien conoces, junto al sofá en el que dormías mientras yo trabajaba, escribía poemas, me debatía con la trama de una novela. Siempre cerca, pendiente de mis movimientos para ir detrás de mí. Tú nunca sabrás lo importante que has sido en mi vida, porque significabas el nexo de unión entre mi padre y yo, sí, tu amito Fernando que tanto te quiso, y que de alguna manera parecía que estuviera todavía en tu mirada y en tu cariño.
Te echo mucho de menos, mucho. Gracias por aceptarme desde el primer día, gracias por tanto afecto y fidelidad.
Descansa en paz, mi querido Luni. Vuelves ahora a pasear con papá por los parques eternos del amor y el recuerdo. Hasta siempre.

Finalizo como comencé: se les quiere mucho, sí. No como a un hijo, a una pareja..., no. Se les quiere como lo que son, seres que comparten tu vida y la llenan de energía y alegría. 

¡Feliz Día mundial de los perros!

domingo, 14 de julio de 2024

REDES

No es la primera vez que me asomo a este blog para hablar de las tan queridas y al mismo tiempo temidas Redes Sociales. Lo digo con conocimiento de causa, porque soy asidua usuaria de ellas desde hace casi quince años.

Cuando llegó la crisis financiera que se llevó como un tsunami tantas pequeñas empresas, la mía no fue ajena a esta masacre. Tras veinticinco años, mucho trabajo y muchas ilusiones, tuve que cerrar mi centro de formación y reinventarme. Usé, en su momento, las redes para hablar largo y tendido.de ello. 

Curiosamente encontré en esa época con un curso de Marketing de bajo coste, en el que las RRSS tenían un protagonismo especial. Yo ya era usuaria de Facebook y había comenzado a escribir esta bitácora, pero ante mí se abrió un mundo de comunicación que me pareció fascinante.

Pasado el tiempo sigo siendo usuaria de estas redes, creo que de las más comunes: Instagram, TikTok, WhatsUpp y la ya mencionada Facebook. A través de ellas he conocido gente, he promocionado mis libros, mis poemas, mis escritos, he apoyado campañas electorales, felicitado y condolido... Pero también he recibo insultos, y he visto la cara más mezquina de la gente, escupiendo odio a través del anonimato. Eso es lo peor, ver cómo una herramienta que abre todo un universo de comunicación se pierde tras esa lluvia que se convierte en fango, de esas mentiras construidas a golpe de ratón, gestadas para destruir sin piedad.

Seguro que no digo nada que no sepáis, mis queridos lectores, pero a veces hay que repetir una y otra vez las mismas cosas, parece que se nos olvida que lo mismo que la carne es vulnerable a una bala o a una puñalada, el honor y la fama se desangra cuando los atraviesan esas malditas fakes news llenas de veneno.

Como tantas cosas creadas por la humanidad, las RRSS alegran la vida o la amargan. De nosotros dependen relativizar su importancia, que, creo, nunca pueden sustituir un abrazo, un beso físicamente dados, o una buena charla con una amiga ante un café.

Sed felices.

domingo, 30 de junio de 2024

Matar es fácil

 Qué me perdone mi venerada Agatha Christie por utilizar el título de una de su novelas para encabezar mi artículo, que nada tiene que ver con el misterio pero sí con el asesinato. Cuatro mujeres y dos niños han perdido la vida en España de la mano de sus parejas, de su padre, volviendo a repetir una ceremonia trágica, macabra y desesperante que ya dura más allá de lo tolerable.

Matar es fácil, es verdad. El cuerpo físico es tan frágil, que a veces cuesta entender como nos mantenemos de pie ante accidentes y enfermedades. Durante  todo el tiempo que el ser humano lleva poblando la Tierra, desde que tuvo conciencia de su propia mortalidad, la lucha contra la muerte ha sido una constante. Nos unimos en clanes,en poblados, en ciudades para protegernos; creamos ejércitos, armas y defensa para protegernos; creamos las leyes para protegernos... Sin embargo, en pleno siglo XXI se matan a inocentes a manos no de los enemigos sino de aquellos que un día dijeron quererlos.

No se puede seguir así, no se puede ya consentir que esta epidemia nefasta, que esta lacra repugnante perviva. Se necesita un pacto a nivel mundial para tomar medidas frente a estos hechos que son la vergüenza de cualquier país civilizado. Y, sobre todo, condenar a aquellos partidos políticos que defienden que la violencia de género no es más que un invento para señalar  a los hombres, que le feminismo solo quiere acabar con ellos. Asusta la tolerancia con que algunas jóvenes aceptan el control, la sumisión con la que toleran ciertas conductas de sus parejas que con el tiempo pueden acabar en tragedia. Asusta que ese comportamiento se traduzca en votos a  fascistas y neonazis.

La ultraderecha no es una amenaza, es una realidad que a alcanzado cotas de poder en España gracias, o por desgracia, del exceso de ambición y la falta de conciencia social de quienes no les importe sacrificar los valores democráticos con tal de hacerse  con el poder en los gobiernos de cualquier índole, manejando con pericia el instrumento del odio.

Se comienza odiando y se acaba matando, en una espiral psicopática que en este momento intenta engullir a nuestra sociedad, parte de la cual ya está masticando. Basta darse una vuelta por las redes para darse una cuenta de a qué niveles de falta de empatía por el prójimo estamos llegando.

No perdamos la esperanza: se puede luchar contra eso, se puede luchar contra ellos. Denunciar, denunciar, denunciar, y mantenernos unidas, y unidos, porque creemos que matar ha de dejar de ser tan fácil y que en esta lucha cabemos, debemos caber,  todos y todas 

Sed felices.

domingo, 23 de junio de 2024

Esperando a los bárbaros

 No sé por qué, cuando contemplé en la televisión el bochornoso espectáculo de la imposición de la medalla a Javier Milei por parte de Isabel Díaz Ayuso se me vino a la memoria el poema de Constantino Kavafis Esperando a los bárbaros.

Tal vez haya alguien que lo vea muy traído por los pelos, pero creo que no es así. Y no lo es porque lo que pudimos ver en esa absurda y esperpéntica ceremonia era el resultado de la utilización de la democracia para unos fines que están lejos de ser los adecuados.

Los votantes de Milei y Ayuso han visto en esos "bárbaros", cuya ideología es destrozar todo lo que consideramos avances sociales y económicos que hacen las sociedades más justas y civilizadas,  la solución de sus frustraciones y el poder volver a esos tiempos en los que el machismo campaba por sus respetos, se perseguía a los homosexuales y la solidaridad se transformaba en caridad. Los "bárbaros" que provocarán la caída del "imperio" del Estado de bienestar.

Lo mismo que en el poema, el emperador espera la llegada de esos bárbaros para honrarles, Díaz Ayuso concedió el dudoso honor de una medalla, esperando cerrar alianza que le ayuden a acabar con el enemigo común del socialismo. No importan los disparates que se digan, no importa que se quiera acabar con aquello que nos hace ciudadanía con deberes y derechos. Una parte aplaude ante la llegada de los "bárbaros" como si fuera la panacea, sin darse cuenta de que no son más que una panda de aprovechados que se ríen de todos los que los aclaman a sabiendas de que solo son un instrumento para sus fines espúreos

Muchos los que les votaron, votan y votarán llegará un momento en  que sus vidas no seguirán igual, sino peor, porque nunca en la barbarie de la confrontación se encuentra la solución a los problemas sociales, sino en la concordia y el diálogo. Ojala
no sea tarde.

¿Por qué empieza de pronto este desconcierto
y confusión? (¡Qué graves se han vuelto los rostros!)
¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían
y todos vuelven a casa compungidos?
Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron.
Algunos han venido de las fronteras
y contado que los bárbaros no existen.

¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.

(Fragmento del poema de C.Kavafis) 

Sed Felices

Imagen del cuadro de Ulpiano Checa  "Los hunos en Roma"

viernes, 7 de junio de 2024

Mujer y escritora

 Siempre he dicho que soy una mujer afortunada, con una vida que tiene muchas más luces que sombras.

Ayer tuve la ocasión de comprobarlo, desde el punto de vista humano y literario, en la presentación de mi nueva novela CENIZAS EN EL AGUA (Ondina Ediciones), y en la que tuve la suerte de estar acompañada de un gran periodista, escritor y amigo, Francisco Castañón. 

Los compañeros y compañeras escritoras saben de la transcendencia que significa sacar una nueva obra, del esfuerzo y el trabajo que hay detrás. Pero ayer no solo disfrutó Elena Muñoz autora, sino también la mujer, la madre, la hermana, la abuela, la sobrina, la amiga. La sala se llenó de todas esas personas con los que tengo los vínculos señalados, que me arroparon y me llenaron de felicidad.

Pero de todos ellos voy a detenerme en una, mi tía Rosi, que por la escasa diferencia de edad que nos llevamos, siempre nos hemos tildado de primas. Tener al lado en un día como en el de ayer a alguien como mi tía-prima es todo un privilegio, porque es una de las personas más excepcionales que conozco: vital, enérgica, sensata y divertida, me reportó esa calidez tan familiar de quién te conoce desde niña, y es depositaria de la memoria de la familia. ¡Qué gran alegría tenerla cerca!

Dicen que es de bien nacida ser agradecida, y aunque ayer no me cansé de darlas, aprovecho esta bitácora para volver a abrazar emocionada a todos los que estuvieron conmigo, y a los que, por distintas circunstancias no pudieron, pero que se acordaron de mí.

No sé en el caso de los demás, pero en el mío es inseparable mi condición de mujer y la de escritora, y no porque hablemos de un sesgo feminista, sino porque la literatura me ha ayudado a construirme como persona y en mis novelas hay mucho de mí.

¡Sed felices!