domingo, 25 de agosto de 2024

Pactar con el Diablo por amor

Hay muchas clases de pactos: para conseguir el éxito profesional, la fama artística, la belleza, o, y este es el más peligroso, el amor. Sí, porque en ocasiones, cuando nuestra ambición es conseguir que alguien se enamore de nosotros no vemos que, quizá, el objeto de nuestro amor es en sí el mismo Diablo, que nunca tendrá una apariencia terrible, sino todo lo contrario.

 

 Si hay una figura en la simbología de los creyentes que pone los pelos de punta es, sin duda, la del Diablo.  No es algo exclusivo de la religión cristiana, sino que aparece en otras creencias desde hace miles de años. Es la encarnación del Mal, aquello que nos hace elegir un camino contrario, valga la perogrullada, al Bien.

En muchas ocasiones somos víctimas de ese Mal, pero en otras nos convertimos en colegas a través de un pacto. ¡Ojo! No hablo de ese ser con cuernos, rabo ,olor azuferino y voz gutural que sale del Averno. No, me refiero a llevar acciones que sabemos son perjudiciales para terceros, pero que creemos es lo que colma nuestro deseo.

Son muchas las cosas que podemos entregar para conseguir ese amor: los mejores años de nuestra vida, nuestra familia, nuestra libertad, nuestra dignidad... El Diablo hará creer que nos ama, mientras de manera muy estudiada, nos da, como se suele decir , una de cal y otra de arena; secará nuestras lágrimas con besos, aunque al poco tiempo borre esos besos con insultos o golpes; os prometerá días de vino y rosas aunque no dejará pasar mucho para enseñarnos como el mundo puede ser el mismo infierno en el que él habita.

De una manera u otra nuestra vida nada tendrá que ver con aquella que soñamos,hasta el día en que se cumpla el plazo de ese pacto y el Mal venga a cobrarlo y paguemos con nuestra propia vida, con nuestra propia alma

A pesar de lo que creamos no hace falta llamar a un exorcista para expulsar al Diablo de nuestro lado. Basta con nuestra propia decisión de saber que el único Pacto que merece la pena es el que hacemos con nosotros mismos.

Sed Felices.

1 comentario:

  1. Me encanta el escrito sobre el diablo. Me merece un gran aplauso. Y no lo hago por agradar.
    No halago al ser vanal.

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