sábado, 19 de noviembre de 2016

Me he encontrado con Dios, por casualidad

Hoy me he encontrado con Dios. Ha sido total y absolutamente por casualidad.

Estaba yo en mi tarea sabatina de limpiar el cuarto de baño cuando después de echar en la bañera amoníaco con detergente, que es el mejor desengrasante, y en medio de los efluvios he levantado los ojos y en los azulejos del baño he visto a Dios.

Sí, era talmente Él.  En una postura iconográfica muy parecida a la representada por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Supongo que  mi devoción por esta obra ha hecho que se me haya presentado así, para ser más reconocible.

No obstante, para cerciorarme le  he preguntado y Él me ha respondido afirmativamente: "Sí, soy". Como todavía no las tenía todas conmigo, a pesar de que un hombre anciano, de barba blanca  y refulgente da bastante el arquetipo, he insistido: "¿Estás seguro que de eres Dios?" Él me ha contemplado con infinita comprensión y me ha contestado que la duda no cabe en su esencia divina y que me dejara de tantas zarandajas.

Bueno, en ese momento se me han agolpado tantas otras preguntas: tener a Dios en mi cuarto de baño es algo que jamás se me podía haber pasado por la cabeza, a la que se me han venido infinitos misterios ante la oportunidad de poder ser desvelados.

¿Qué preguntarle? La causa de la guerra, de las enfermedades, el aspecto del Cielo, si hay verdaderamente Infierno, si el Sol será eterno, si existen universos paralelos... Tantas, tantas cosas. ¿Qué  plantear a Dios que pudiera desvelar la mayor incógnita del ser humano?

Entonces con el corazón galopando en mi pecho de la emoción las palabras han brotado de mi boca:

-¿Por qué la gente vota al PP?

Sed felices.

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