He dejado explícito en muchas ocasiones que la Semana Santa en sí no me gusta. De niña los recuerdos son oscuros y de adulta apenas me he acercado al meollo de lo que se celebra. La sola mención de la crucifixión me pone los pelos de punta y la parnafernalia que se organiza alrededor de las imágenes y procesiones no me seduce en absoluto, más allá de un folclore, o el sentido estético- dicho con todo el respeto hacia quien le mueve la fe-, en el que se hace un exhibicionismo de la fiesta de la muerte y el dolor.
No he sido una persona apartada de la figura de Cristo, como no soy una persona que no tenga sus creencias. Milité en mi juventud en los Cristianos de base y siempre me ha parecido que las enseñanzas que subyacen en el cristianismo - otra cosa son las Iglesias- están llenas de principios que comparto.
Pero creo que todo se ha de llevar a cabo en esta vida. La esperanza en resurreción de los muertos no puede, como tantas veces he escuchado, obviar que lo que nos importan son los vivos. Atender a aquellos que sufren día tras día el abandono, la injusticia, la falta de horizontes, y no poner su redención en un mundo mejor, el que se tendrá una vez traspasen el umbral de la muerte.
No me cabe duda de que es muy atractivo pensar en un Jesús resucitado al tercer día- y además después de haber descendido a los Infiernos-, triunfante sobre la Muerte y preparado para ascender a los Cielos en breves semanas. Pero yo prefiero a ese Jesús más humilde, rebelde y que se "cabreaba" cuando convertían el templo en una sucursal de Primark, o lavados sus pies por la Magdalena. A aquel que dijo: "no digas que amas a Dios a quien no ves si no lo haces con tu projímo a quien estás viendo" o "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra".
Ser compasivo, tolerante, comprensivo, valiente, rebelde ante la injusticia tiene mérito y es ejemplo siendo solo un hombre, aunque no se resucite, ni mucho menos, al tercer día.
Sed felices!!
No he sido una persona apartada de la figura de Cristo, como no soy una persona que no tenga sus creencias. Milité en mi juventud en los Cristianos de base y siempre me ha parecido que las enseñanzas que subyacen en el cristianismo - otra cosa son las Iglesias- están llenas de principios que comparto.
Pero creo que todo se ha de llevar a cabo en esta vida. La esperanza en resurreción de los muertos no puede, como tantas veces he escuchado, obviar que lo que nos importan son los vivos. Atender a aquellos que sufren día tras día el abandono, la injusticia, la falta de horizontes, y no poner su redención en un mundo mejor, el que se tendrá una vez traspasen el umbral de la muerte.
No me cabe duda de que es muy atractivo pensar en un Jesús resucitado al tercer día- y además después de haber descendido a los Infiernos-, triunfante sobre la Muerte y preparado para ascender a los Cielos en breves semanas. Pero yo prefiero a ese Jesús más humilde, rebelde y que se "cabreaba" cuando convertían el templo en una sucursal de Primark, o lavados sus pies por la Magdalena. A aquel que dijo: "no digas que amas a Dios a quien no ves si no lo haces con tu projímo a quien estás viendo" o "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra".
Ser compasivo, tolerante, comprensivo, valiente, rebelde ante la injusticia tiene mérito y es ejemplo siendo solo un hombre, aunque no se resucite, ni mucho menos, al tercer día.
Sed felices!!
Me gusta tu reflexión aunque según las escrituras fue la magdalena la que le lavó los pies, pero esos detalles carecen de importancia, lo importante es el mensaje, la actitud ante la vida, vivir fiel a lo que crees. un abrazo
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