Siento una gran atracción por los asesinos en serie. Esto me ocurre desde niña, cuando devoraba la sección de sucesos del diario al que estaba suscrito mi padre con más fruicción que los tebeos.
Ya sé queridos lectores que algunos de vosotros habréis arqueado las cejas con extrañeza o incluso vuestra boca se habrá torcido en un mohín de disgusto. No, no hablo de una atracción como la que impulsa a escribir cartas de amor y de admiración , e incluso ofrecer vis a vis a estos seres que parecen surgidos de abismos infernales. La mía es una atracción intelectual basada en intentar comprender como funciona su mente.Me refiero sobre todo a los psicópatas, no tanto a los psicóticos, que ya tienen bastante con aguantar todo el día una emisora de fm en su cabeza que les ordena: mátalo, mátalo.
¿El psicópata nace o se hace? Estos últimos días los medios de prensa no dejan de hablar del individuo que en Madrid secuestraba niñas y las agredía sexualmente. Casi todos los psicólogos forenses que he podido escuchar hablan de una conducta. O sea que se aprende a ser psicópata, a carecer de la empatía que nos permite reconocer en el otro a un individuo semejante a mi y por tanto respetar su integridad como yo respeto la mía.
Sádicos, violadores, agresores, asesinos. Todo un rol de ejemplares bajo el paraguas de psicópatas, de sádicos que disfrutan con el sufrimiento y la muerte.
¿Entonces quienes dictan leyes que producen hambre, desamparo, enfermedad y muerte qué son?¿Quienes gobiernan sobre las personas a sabiendas del dolor que producen qué son?
Me asusta la respuesta.
Sed felices.
Ya sé queridos lectores que algunos de vosotros habréis arqueado las cejas con extrañeza o incluso vuestra boca se habrá torcido en un mohín de disgusto. No, no hablo de una atracción como la que impulsa a escribir cartas de amor y de admiración , e incluso ofrecer vis a vis a estos seres que parecen surgidos de abismos infernales. La mía es una atracción intelectual basada en intentar comprender como funciona su mente.Me refiero sobre todo a los psicópatas, no tanto a los psicóticos, que ya tienen bastante con aguantar todo el día una emisora de fm en su cabeza que les ordena: mátalo, mátalo.
¿El psicópata nace o se hace? Estos últimos días los medios de prensa no dejan de hablar del individuo que en Madrid secuestraba niñas y las agredía sexualmente. Casi todos los psicólogos forenses que he podido escuchar hablan de una conducta. O sea que se aprende a ser psicópata, a carecer de la empatía que nos permite reconocer en el otro a un individuo semejante a mi y por tanto respetar su integridad como yo respeto la mía.
Sádicos, violadores, agresores, asesinos. Todo un rol de ejemplares bajo el paraguas de psicópatas, de sádicos que disfrutan con el sufrimiento y la muerte.
¿Entonces quienes dictan leyes que producen hambre, desamparo, enfermedad y muerte qué son?¿Quienes gobiernan sobre las personas a sabiendas del dolor que producen qué son?
Me asusta la respuesta.
Sed felices.
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