Contempla el desolado panorama; tan vacío como el más profundo de los desamores. Frío y hueco, sin apenas restos de vida. Sólo observa aquí y allá vestigios de lo que alguna vez fue frescor y que ahora muestran un aspecto arrugado, retorcido, cubierto de un moho que ha transformado todos los colores en pardos y ocres.
Restos de plástico y de materia orgánica completan este bodegón post apocalíptico.
Con un suspiro de aceptación cierra la puerta.
Camina despacio, resignada a un destino insoslayable. Del armario del hall saca el carrito de la compra rendida a la evidencia: tiene que ir al súper, tiene que abastecer el frigorífico que muestra ese aspecto tan devastador.
Un año más tiene que cumplir con ese rito que marca, indefectiblemente, el fin de las vacaciones.
Sed felices.
Restos de plástico y de materia orgánica completan este bodegón post apocalíptico.
Con un suspiro de aceptación cierra la puerta.
Camina despacio, resignada a un destino insoslayable. Del armario del hall saca el carrito de la compra rendida a la evidencia: tiene que ir al súper, tiene que abastecer el frigorífico que muestra ese aspecto tan devastador.
Un año más tiene que cumplir con ese rito que marca, indefectiblemente, el fin de las vacaciones.
Sed felices.
Volvemos al trabajo, sí. Me acaban de operar de un melanoma, que esperemos sea benigno. He hecho algo de senderismo, y voy a ver si te mando una de las imágenes más entrañables de este verano.
ResponderEliminarHasta ahora.
Bien hallado, Javier. Espero y deseo que todo sea con bien. Sí, mándame las imágenes, gracias. Un abrazo.
ResponderEliminarTe las mandé ayer por correo, no sé si las has visto ya.
EliminarSí, si, ya las he visto. Gracias.
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