sábado, 9 de agosto de 2014

Medusas

Poco podría haber pensado el héroe griego Perseo que su mayor enemigo seguría produciendo desazón entre los humanos muchos siglos después.

Ya no convierte en piedra a quien tiene la mala suerte de cruzar su mirada con ella, pero su nombre todavía es sinónimo de penuria: Medusa.

Ahora no es una, sino mareas enteras las que amenazan a los bañistas, camufladas en su transparencia, como si se fundieran con el agua. Sus tentáculos no son serpientes, como la del mítico monstruo decapitado, pero si igual de venenosos ; los salvadores no van con escudo y yelmo, sino con una camiseta blanca con una cruz roja en el pecho.

¡Pobres de aquellos que han sufrido sus urticantes caricias!

Mientras pasea por la orilla del mar, piensa en esta curiosa analogía entre estos celentéreos y leyenda persaíca.  A lo lejos ondea la bandera  amarilla anunciando precaución a los bañistas. Algunos niños en cubos sacan a los pequeños animales que parecen de gelatina. Con curiosidad las mueven con las palas y los rastrillos, con el mismo valor y desafío que pequeños Perseos. Pero esta vez no es la diosa Atenea la que acude en su ayuda, sino las madres protectoras que, arrebatando de un tirón el cubo, claman al cielo gritando:¡ quita, que te van a picar!

Sed felices.

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