domingo, 9 de febrero de 2014

Malos tiempos para las princesas...

Malos tiempos para las princesas. Ya no exhiben su encanto en carrozas de la mano de sus príncipes azules, mientras el pueblo las aclama deslumbrados por su belleza.

Para algunas se acabaron los bailes y los zapatos de cristal. ¡Quién las hubiera dicho que serían protagonistas no de relatos sino de sumarios judiciales!

Y aunque sigan creyendo ser heroínas de  historias de  amor, no son conscientes de que este sentimiento
 ya no es tan poderoso como antaño, cuando movía montañas, mataba dragones y era capaz de despertar con un beso. Ahora el pueblo llano está hasta los mismísimos de escuchar cuentos. Cuentos que les siguen narrando situaciones que escapan de la mayor de las fantasías y que les prometen finales felices y platos llenos de perdices, cuando no tienen ni para un chusco de pan.

Es verdad que, tal vez, vivir durante un  tiempo en el País de las Maravillas ha hecho creer a algunos que todos andábamos en una especie de  ensueño del que no despertaríamos jamás, pero no ha sido así. No sólo tuvimos que espabilarnos, sino que, desde hace tiempo, pocos pueden conciliar el sueño agobiado por las facturas, los deshaucios y el paro.

Sí, malos tiempos para las princesas: han pasado del papel couché a las páginas de sucesos de los periódicos. Y , estoy segura,  no entienden lo que pasa. Ellas son princesas, hijas de reyes. Educadas para ser maravillosas y lucir entre sedas y oropeles, y sobre todo, sonreír, siempre: da igual que sea un desfile de Dior o la puerta de unos juzgados. Y nunca, nunca, parecer que se estaba enterada  de nada. Al fin y al cabo, entre las tareas de las princesas no está la de parecer inteligentes.


Sed felices.


6 comentarios:

  1. La tarea es "no parecer" inteligente, si puede serlo. Dicen que "la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento"...veremos.
    Besos, reina :)

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  2. Malos tiempos para la corrupción y para la estafa que carga a cuenta un a tarifa de aparcamiento. Soy republicano y, por tanto, el derrumbe ético de la monarquía no me apena demasiado; pero es lamentable que los privilegiados cobijen en sus palacios la sombría avaricia del avaro. Me ha gustado mucho tu entrada, querida amiga, pienso cada renglón del mismo modo.

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    1. Sí, es muy triste ver como quien más tiene no se conforma y se corrompe, mientras pide sacrificios a quien solo le resta dar su sangre. Un abrazo, amigo mío.

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  3. Hay que ver lo que sugiere la palabra "princesa". De entrada, dan ganas de cantarle lo de "Ahora es demasiado tarde, princesa", pero quizás sea una reacción ya muy manida. Puestos a remontarse a los años ochenta uno se acuerda más bien de aquellos anuncios tan horteras de ropa interior que decían "Desde pequeño siempre has llevado en tu interior Abanderado" o "Cada mujer lleva en su interior una Princesa" porque nuestra ilustre clase dirigente se está quedando en bragas.

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  4. Pues si, creo que al final, como en el cuento, diremos que el emperador va en pelotas. Un abrazo, Javier.

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