Cuando era niña me apasionaban las grandes aventuras épicas. Era una auténtica apasionada de la mitología griega y, sobre todo, adoraba la Odisea. Me fascinaba leer las aventuras de Ulises, su astucia con Polifemo, su tenacidad para volver a Ítaca. Ahora pienso que muchos nos sentims protagonistas de ese periplo, aunque, paradójicamente sin ir más allá de nuestro domicilio, o de nuestro municipio. Pero es que la Historia, la auténtica, esta protagonizada por héroes anónimos que hiciron los que tenían que hacer y se enfrentaron a sus temores y salieron victoriosos. Creo que hay un Ulises en cada uno de nosotros que decidimos hacer lo que debíamos.
Desprecio a esos héroes y heroínas de pacotilla (preciosa palabra) ya no de papel couché sino de redes sociales, que se hacen un hueco en el imaginario popular sin tener ningún mérito, distrayendo y convirtiendo en falsedad aquello que forma parte de nosotros. Contemplos a los incapaces de escuchar el canto de los pájaros porque sus oídos están taponados con auriculares, sin ver las flores que nacen porque no levantan la cabeza del móvil, sin saber que la vida pasa, y pasa muchas veces de nosotros, harta de darnos oportunidades reales para vivir y nosotros hemos decidido disfrutar de las virtuales.
En fin, quizá quedemos como avis raris unos pocos residuales a los que lo que de verdad nos importe esas pequeñas cosas, puntadas que van cosiendo la existencia , y que como yo, aprovechen una mañana de domingo para contarlo.
Sed felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario