La explicación más verosímil se remonta a mediados del siglo XIX, en plena revolución industrial. El 8 de marzo de 1857, miles de trabajadoras textiles decidieron salir a las calles de Nueva York con el lema 'Pan y rosas' para protestar por las míseras condiciones laborales y reivindicar un recorte del horario y el fin del trabajo infantil.
Fue una de las primeras manifestaciones para luchar por sus derechos,
y distintos movimientos, sucesos y movilizaciones (como la huelga de
las camiseras de 1909) se sucedieron a partir de entonces. El episodio
también sirvió de referencia para fijar la fecha del
Día de la Mujer.
El capítulo más cruento de la lucha por los derechos de la mujer se produjo, sin embargo, el 25 de marzo de 1911, cuando se incendió la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York. Un total de 123 mujeres y 23 hombres murieron. La mayoría eran jóvenes inmigrantes de entre 14 y 23 años.
Estas reivindicaciones se han ido sucediendo, en los últimos años, en el 8 de marzo con manifestaciones tumultuosas que nos daban la dimensión de la respuesta social al tema de igualdad. Un tema al que aún le falta recorrido a nivel nacional y mundial.
Este año no se podrán celebrar esas manifestaciones, pero no porque se criminalice el feminismo, sino por todo lo contrario, para que no se le utilice tal y como se hizo el 8 de marzo de 2020. Criminalizan el feminismo aquellos que criminalizan el matrimonio de personas con el mismo sexo, la eutanasia, las vacunas, y un largo etcétera de derechos que son una amenaza para los intolerantes e intransigentes.
Hemos pasado tres olas de la pandemia terribles, sobre todo la última, en la que han muerto miles de personas. Ciudades, pueblos, regiones confinados perimetralmente durante semanas para contener el virus. Ahora, junto con las vacunaciones, empezamos a ver algo de luz.
Creo que solo se trata de eso. De hacer un 8 de marzo responsable y solidario que ponga el foco en las mujeres, motor de la Historia y de la sociedad, muchas de las cuales han sido vaguardia en distintos frentes en la lucha contra el virus.
Lo demás son posiciones políticas que a veces se alejan de la realidad y que solo ven el dedo que apunta.
(Fuente documental El Periódico)
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