Amanecemos de lunes, un día de por sí con nomuy buena fama, pero que hoy se tiñe, además de las circunstancias más adversas.
No ya estoy hablando de la nevada, lo que ya tiene enjundia, sino que también hoy iniciamos el confinamiento perimetral de mi zona, en el municipio de Rivas Vaciamadrid, uno de los más castigados climatológicamente de la región madrileña.
Mi padre, del que ya he hablado en múltiples ocasiones, y al que hago referencia de su sabiduría, me decía cuando, en ocasiones se me acumulaban los problemas, que mejor pasarlo todo de una vez. Pues eso, creo que la coincidencia de la nevada con el confinamiento nos favorece porque una nos obliga a estar en casa y esto, a su vez, controla los contagios. Vamos, que no hay mal que por bien no venga (sonrisa).
Y es que el que no se consuela es porque no quiere. Mi patológico optimismo ante las dificultades grandes me ayuda a entender que la paciencia en este caso ha de ser la aliada. Desesperarse no sirve de nada, porque es la naturaleza la que manda, y desde que el mundo es mundo, como adversaria es muy respetable.
Además, las circunstancias siempre se tienen en cuenta, y no es lo mismo escribir desde mi despacho, con la calefaccióny un café calentito ha estar como la gente que tenemos a menos de un kilómetro, en la Cañada Real, abandonada por la presidenta Ayuso.
Hoy es lunes, si, pero no un lunes cualquiera. Es un lunes que nos coloca en el binomio de pandemia y glaciación, pero que al mismo tiempo nos reta a estar a la altura de las circunstancias. Y así, seguro estaremos, como todo el personal municipal y mis compañerosy compañeras de gobierno a los que les ha tocado estar en la primera línea y la ciudadanía que se ha volcado a ayudar a sus vecinos.
A veces, casi siempre, las adversidades sacan lo mejor del ser humano, y eso ya es algo positivo para reflexionar hoy, aunque sea lunes.
Cuidaos mucho.
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