viernes, 24 de enero de 2020

Derechos Humanos

El pasado viernes 17 tuve la  oportunidad de asistir a la presentación del libro  ilustrado de Silvia  Campos sobre los derechos humanos. Es un libro lleno de ternura y también de la magia que supone traducir a imágenes las palabras, sobre todo aquellas que tratan de mejorar la vida de las personas.

Uno de los presentadores era mi buen amigo Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la intolerancia, que hizo una disertación muy lúcida, de la que destacaría una frase: "los derechos humanos son el reto del siglo XXI".

La civilización occidental hemos fundamentado nuestro progreso en la tecnología. Creemos que somos  más avanzados, cuanto más usamos herramientas de comunicación que nos permite llegar hasta lo más lejanos confines. Pero hemos ido progresivamente olvidando el humanismo. Sí, el humanismo, aquello que subyace aplastado inmisericordiosamente por el capitalismo, y que nos convierte  en nuestros propios enemigos. Cuesta comprender que hayamos llegado hasta aquí, que a pesar de los avances científicos cada vez nos deshumanizamos más , y una parte de nuestra propia sociedad apoya a quienes niegan lo más básico como es la dignidad.

El afán de lucro ha llegado a situaciones tan absurdas como la que se ha dado de jugar un capeonato nacional, ni más ni menos que la Súper Copa de Fútbol española en Arabia Saudí ( a eso los ultraderechistas no han puesto ni un óbice), país en el que los derechos humanos están más que en solfa.

Racismo, machismo, xenofobia, violencia contra los más indefensos, hambre, destrucción del medio ambiente planean en nuestro día a día como si fueran aves carroñeras a la espera del estertor final. Por eso un libro como el de Silvia Campos supone un hálito de brisa que sirva de ungüento para las heridas que a diario nos causamos. Con un díbujo propio y original, Silvia nos conduce por cada uno de esos derechos que desconocemos, aunque seamos capaces de acordarnos de la selección de nuestro equipo favorito de fútbol (a lo mejor uno de los que ha jugado en Arabia Saudí). En este caso no es que una imagen valga mil palabras, sino que las palabras y la imagen se imbrican para llegar más y mejor, en el resultado siempre generoso del arte comprometido con la sociedad.

Gracias, Silvia.


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