miércoles, 10 de julio de 2019

De juegos, de tronos, de mentiras y tiros en el pie

No sé vosotros, mis queridos lectores, pero una ya empieza a estar muy cansada de la falta de seriedad de algunos y algunas.

La manera tan frívola con la que se asumen ciertas responsabilidades (y no quiero señalar a nadie, aunque si seguís leyendo lo vais a comprender) ante retos de una importancia suprema me llenan de desaliento.

Como el maná en el desierto durante el Éxodo bíblico se saludó la llegada de los "nuevos partidos". Venían a regenerar la nueva política caduca del bipartidismo, abriendo las ventanas y trayendo aire fresco. ¿Recordamos lo de PPSOE? ¿O lo de PSOE y PP la misma mierda es?

Pocos años después, muy pocos, aunque se nos han hecho muy largos, esos mismos partidos están bloqueando la investidura de quien ha conseguido doblarles e , incluso, triplicarles en votos. Quien era el adalid del centro liberal, la voz de los moderados, se ha convertido en el vociferante que niega lo innegable, como es su alineación con la ultraderecha para conseguir el mismo poder y con los mismos que habían corrompido la política que venían a regenerar. Los otros, los que querían asaltar los cielos en nombre de la gente, lo único en lo que están fijos como un toro ante el capote es en asaltar el poder ministerial, sin importar que su enrocamiento rayano en la locura aboque a unas nuevas elecciones. Y ambos utilizando la herramienta que da titulares y que creen que les puede impulsar en sus torticeros objetivos: la mentira.

Porque mienten cuando justifican sus acciones, que de otra manera serían imposibles de justificar. Cómo poder tragarse la rueda de molino que significa que quienes querían acabar con la corrupción pactan con ella y con su apéndice ultraderechista bajo el paraguas de que no lo hacen simplemente toman café. Cómo poder soportar que se esté paralizando la investidura de un gobierno que ponga en marcha medidas sociales tan necesarias para la ciudadanía sino es bajo el embuste de que se hace, no para pillar "cacho", sino para controlar. Enfrentarse al espejo de la verdad para estos partidos ha de ser como contemplar el retrato de Dorian Grey en todo su esplendor.

Pero creo que ambos, los naranjas y los morados, y todos sabéis de quiénes estamos hablando, no cuentan con la variable de que la sociedad es bastante más madura que ellos, y que tampoco asusta, si fuera al fina el último recurso, ir a unas nuevas elecciones, en las que ellos serían los más perjudicados.

Quedan pocos días para la investidura de Pedro Sánchez y para que, en un alarde de responsabilidad política, algunos dejen de jugar a los reyezuelos o de pegarse tiros en los pies, que ya vemos de cuál
cojean.

Sed felices.



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