No sé si empezar por pedir disculpas por el título de este nuevo artículo, algo tardío por mis minivacaciones, pero a veces los dramas hay que tomárselos con sentido del humor. Porque no cabe duda de que la corrupción es uno de los mayores calamidades que, con una resignación indignante y a veces incomprensible, soporta este país.
El parangón de la calificación de los hoteles de lujo a las prisiones me viene al pelo. En este mismo momento comparten presidio (Soto del Real) Ignacio González, el que fuera presidente de la Comunidad de Madrid y su hermano Pablo, Ángel María Villar, presidente de la Federación de Fútbol nacional y su hijo Gorka, y el expresidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán. Vamos, la "creme de la creme" que decimos los castizos.
¿Cuánto dinero público llevado a los bolsillos de estos sinvergüenzas? Se me revuelve literalmente el estómago al pensarlo. Años y años haciendo de su capa un sayo, desviando fondos, contratando de manera ilegal y tomando las instituciones como sus feudos para lucrarse ellos y sus amigos.
Decía Concepción Arenal "odia el delito y compadece al delicuente". Sabias palabras cuando quien delinque es alguien digno de compasión por sus circunstancias, pero estas personas que ocupaban altos cargos de responsabilidad, que vivían con grandes salarios y a todo lujo, que tenían como obligación ser ejemplo, solo despiertan en mí desprecio y más desprecio.
Otros evitaron la cárcel con su muerte, sobre las que planean largas sombras, como es el caso de Rita Barberá y Miguel Blesa. No celebro su óbito, pero tampoco hacen nacer la compasión en mí. En el caso del expresidente de Bankia se ha ido de este mundo llevando sobre su conciencia la ruina, la desesperación y en algunos casos también la muerte de muchos a los que estafó y dejó en la calle sin que le temblara el pulso.
Lo peor del caso es que, por los resultados electorales, a una gran parte de la ciudadanía esta lacra no les produce ni el más mínimo rubor. Hoy, cuando estoy escribiendo esto, mis querido lectores, acaba de declarar, por primera vez en la historia de este país, un presidente de gobierno como testigo en un caso de corrupción.No sabe, no contesta... "Sé fuerte Mariano".
Pero España va bien. Contratos precarios, da igual que salarios se cobren a costa de horas y horas de trabajo; la caja de las pensiones tocando fondo; la educación y la sanidad pública perdiendo fuelle ante las privadas... Y en las cárceles (otros en libertad provisional) personajes corruptos que nos han robado a todos. Pero España va bien...
¡Qué pena!
Sed felices.
El parangón de la calificación de los hoteles de lujo a las prisiones me viene al pelo. En este mismo momento comparten presidio (Soto del Real) Ignacio González, el que fuera presidente de la Comunidad de Madrid y su hermano Pablo, Ángel María Villar, presidente de la Federación de Fútbol nacional y su hijo Gorka, y el expresidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán. Vamos, la "creme de la creme" que decimos los castizos.
¿Cuánto dinero público llevado a los bolsillos de estos sinvergüenzas? Se me revuelve literalmente el estómago al pensarlo. Años y años haciendo de su capa un sayo, desviando fondos, contratando de manera ilegal y tomando las instituciones como sus feudos para lucrarse ellos y sus amigos.
Decía Concepción Arenal "odia el delito y compadece al delicuente". Sabias palabras cuando quien delinque es alguien digno de compasión por sus circunstancias, pero estas personas que ocupaban altos cargos de responsabilidad, que vivían con grandes salarios y a todo lujo, que tenían como obligación ser ejemplo, solo despiertan en mí desprecio y más desprecio.
Otros evitaron la cárcel con su muerte, sobre las que planean largas sombras, como es el caso de Rita Barberá y Miguel Blesa. No celebro su óbito, pero tampoco hacen nacer la compasión en mí. En el caso del expresidente de Bankia se ha ido de este mundo llevando sobre su conciencia la ruina, la desesperación y en algunos casos también la muerte de muchos a los que estafó y dejó en la calle sin que le temblara el pulso.
Lo peor del caso es que, por los resultados electorales, a una gran parte de la ciudadanía esta lacra no les produce ni el más mínimo rubor. Hoy, cuando estoy escribiendo esto, mis querido lectores, acaba de declarar, por primera vez en la historia de este país, un presidente de gobierno como testigo en un caso de corrupción.No sabe, no contesta... "Sé fuerte Mariano".
Pero España va bien. Contratos precarios, da igual que salarios se cobren a costa de horas y horas de trabajo; la caja de las pensiones tocando fondo; la educación y la sanidad pública perdiendo fuelle ante las privadas... Y en las cárceles (otros en libertad provisional) personajes corruptos que nos han robado a todos. Pero España va bien...
¡Qué pena!
Sed felices.
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