martes, 6 de enero de 2015

El globo rojo

Me contaban mis padres que en mi segundo año de vida, cuando creo ya tuve cierta consciencia de un día como el de hoy, cada vez que me preguntaban que quería para los Reyes contestaba con media lengua: "u gobo gojo".

Debo de señalar, queridos lectores, que yo fuí la primera hija así como la primera sobrina y nieta por parte de madre, y única durante cinco años, con lo que, ya os lo podréis imaginar, todo se les hacia poco para mí.

Por fín llegó la gran noche. Pasábamos las Navidades en casa de mis abuelos maternos, pues en ese tiempo vivíamo en Covaleda (Soria).

Entonces era costumbre, me decían, salir a dar una vuelta por los puestos que hasta altas horas de la noche estaban abiertos en mi barrio, Chamberí, y tomar el roscón co chocolate. Yo, imagino, ya estaría dormida, y los regalos para "la niña" atestaban el pequeño cuarto de estar de mis abuelos. Mis padres salieron a dar ese paseo y vieron en uno de los tenderetes que vendía globos.

- Y si le llevamos uno rojo a la niña- comentó mi padre.

- Pero ya tiene un montón de cosas- replicó mi madre.


No obstante, lo compraron.

Y cuando al día siguiente se abrió la puerta de la estancia en casa de mis abuelos- me contaba mi madre-, yo eché a correr y me abracé al globo rojo como si no hubiera ningún otro regalo más. Al fin y al cabo, eso era lo que yohabía pedido.

Siempre me ha parecido muy entrañable esta anécdota. Algo o alguien les inspiró a mis padres para que compraran ese globo rojo que me hizo tanta ilusión, y que se convirtió para mí en un símbolo.  No hace falta que algo sea muy importante, ni grande, ni fastuoso para hacernos feliz, si es realmente lo que nosotros deseamos con todas nuestras fuerzas..

Sed felices, hoy y siempre y llenad vuestra vida de globos rojos de la ilusión.


No hay comentarios:

Publicar un comentario