sábado, 30 de noviembre de 2013

Amigos con derecho a roce

Tengo una amiga que, sentadas el otro día tomando una cerveza, se me quejaba del tiempo de abstinencia involuntaria que llevaba, abstinencia no deseada en absoluto, pero impuesta por sus propias circunstancias. No es tan fácil-me aseguraba- encontrar a alguno con el que meterte entre las sábanas, ya una no tiene quince años para dejarse llevar por un calentón con el primero que llega para meterte mano. Pero, por otra parte, tampoco estoy, todavía, para retirarme de la carrera.
En fin, que como solución había pensado tirar- nunca mejor dicho- de un amigo  que, con alma de buen samaritano se había ofrecido a hacerle ese favor. Bueno- la comenté- no está del todo mal. Pero ¿has pensado después? Mi amiga me miró frunciendo el entrecejo. Sí- continué-, después, al día siguiente, dentro de una semana. Cuando te has visto con alguien en esas circunstancias es muy difícil mantener el mismo statuo quo. Y, además, ¿si resulta ser un torpe que te deja a dos velas? Imagínate cada vez que hagamos bromas o chascarrillos y esté él delante...
Mi amiga no pudo por menos que reconocer que tenía razón en parte. Por mucho que necesitara que le quitarán las pelusas, que ya iban camino de tener el tamaño de un hámster, tal vez recurrir a uno tan próximo no era una buena idea. Pero también es cierto que cuando el hambre aprieta...
Ayer era la gran noche. Esperando estoy su llamada. ¿Se consumaría la propuesta o ambos se quedarían a este lado de la frontera?
En fin, espero enterarme con pelos y señales de todo. Mientras no puedo dejar de pensar con cierta guasa  en la próxima reunión del departamento de ventas ...

Sed felices

No hay comentarios:

Publicar un comentario