domingo, 17 de noviembre de 2013

Se me olvidó otra vez que solo yo te quise

Hoy tengo el día de Chavela Vargas. Sí, mis días, en muchas ocasiones, se identifican con músicas diferentes según el estado de ánimo que me embarga, y , hoy, tengo el día así, profundo, un tanto oscuro y meláncolico, como la voz de la gran Chavela.

No hay tristeza en mi corazón, sino una sensación parecida a dejarse llevar un poco entre algodones que amortiguan el devenir de la vida fuera de mi ventana, en esa plaza solitaria que vislumbro y que la lluvia y el viento ha dejado tapizada de hojas y sin niños jugando ni transeúntes en busca del pan y del periódico.

Mientras escribo esta entrada voy escuchando esos boleros, esas historias de amor y sobre todo de desamor, que describen sentimientos que llegan profundos y se clavan y remueven la memoria de otros ya vividos.

Mientras, la vida en bucle sigue. La huelga de basuras de Madrid alcanza un acuerdo con la punta de los dedos, mientras su alcaldesa rompe los moldes en incapacidad y falta de reflejos, pero ella no es consciente, y sigue pensando en la reelección y en "relaxing cup". Cataluña se debate en un debate, valga la redundancia, que tiene los pies de barro y que lo único que hace es crispar, más si cabe, un conflicto que no existe entre el pueblo, que al cabo quiere, como decían aquellos "su pan, su hembra (o su hombre), y la fiesta en paz". Y más PP, y más Psoe y más "La roja", que se va a Guinea a jugar, que  es lo que necesitan en ese país: fútbol, que es el remedio a todos lo males, aunque no haya para comer.

En fin, que vuelvo a Chavela Vargas, a sus canciones y a sus maravillosas letras. Hoy tengo un domingo para recordar " que nunca me quisiste...".

Sed felices.

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