Si algo no me gusta del paso de las estaciones es tener que hacer el cambio de armario. Durante una semana la casa aparece llena de cajas, bolsas y ropa sin planchar que espera ser guardada hasta que el tiempo propicio le devuelva la vigencia.
El otoño-invierno para mi es lo peor. La ropa abulta mucho más y sobre todo los abrigos y chaquetones, tan gorditos que parecen expanderse cuando los guardas...Necesitaríamos veinte armarios para acomodar la ropa.
A veces pienso que también las personas hacemos cambios de armario mental. Nuestra mente se adapta a las estaciones y en esta época en que el frío se va imponiendo siento que mi tono vital se va acomodando o mejor dicho acurrucando como un gato frente a la chimenea y contemplo la perspectiva del invierno con una pereza "gustosa", tan distinta al tono exaltado del verano. También voy poco a poco cambiando mis "ropajes" y me preparo para los días en que el frío intente cortar mi actividad, abrigando bien mis ideas.
Aunque sigo teniendo conflicto con el armario. Por cierto que voy a cambiar también los tonos de acuerdo a la estación. Espero que guste.
Sed felices.
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