domingo, 16 de septiembre de 2018

Mentiroso, chulo, jeta, plagiario, mediocre y censor: ¿este es el periodismo que queremos?




Inda: “Nos vemos en los tribunales, presidente, eso sí, no plagies la querella y que no te la haga un ‘negro'

Contestación del director de OK Diario al aviso del presidente del Gobierno de la posibilidad de querellarse si no desmentía la información falsa sobre su tesis.

 
No cabe duda de que es complicado encontrar un hilo de insultos más engranados que estos. Ofende en todos los planos que una persona dedicada a la vida pública puede manejar.

Pues bien, no se han escuchado en un rifirafe callejero, ni un bar después de varias copas, cuando a uno se le calienta la boca y empieza a decir idioteces. No, es el titula de un artículo que el director de OK Diario, Eduardo Inda,  dedica al presidente del gobierno Pedro Sánchez.

Descontada la falta de educación que cabría ante cualquier persona de a pie que fuera insultada de semejante manera, sin que medie prueba alguna, lo pasmoso es que este individuo campa a sus anchas sin que haya ninguna forma de pararle los pies, ya que se ampara en la susudicha libertad de expresión, derecho que ha ido mutando hasta convertirse en manos de algunos  en un cajón de sastre desde el que lo mismo se difama que se canta dar dos tiros a un guardia civil. Y si se protesta pues ya lo están llamando censura.

No estamos diciendo que se aplique una férrea mordaza sobre lo que algunos personas expresan. En muchos de los casos no dejan de ser una grosería fruto de la necesidad de salir en los papeles (véase el caso de Willy de Toledo).  Pero en otros no son ni más ni menos que una cacería de brujas difamante, arropados por la etiqueta de información.

Hace unos meses tuve un encontronazo en la radio con el periodista Manuel Cerdán (OK diario), que orgulloso presumía de haber dado el golpe de gracia a Cristina Cifuentes. Yo le eché en cara ( y nadie puede señalarme como simpatizante del PP) que hubieran utilizado un vídeo para obligar a dimitir a la presidente y evitar la moción de censura en la Asamblea que, seguramente, le hubiera dado el gobierno al PSOE. Cerdán bramó, chilló, pero fue incapaz de rebatir mi argumento de que servían los intereses de la derecha.

Estamos sufriendo un procedimiento inquisitorial en el que no hacen falta pruebas, basta con señalar para acabar con el honor de una persona. Y lo que es peor: encontrarán el eco en diputados que desde sus escaños no son más que peones vociferantes vendiendo los consejos que para ellos no tienen. Y eso es inaceptable.

Los medios de comunicación están para informar, no para manipular. Y si no se pone coto a esto, seres infames como Eduardo Inda seguirán escupiendo su mala baba desde lo que malamente llamamos "periódico", y como él, tantos.

Y esto, mis queridos lectores, no hay democracia que lo resista.

(Fotografía 20 Minutos)


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