lunes, 27 de abril de 2015

Piedras en el camino.

Hay piedras que rompiendo las leyes de la física que las cataloga como seres inanimados, vuelven al camino, aún cuando se cree haberlas apartado para siempre.

Piedras en las que se tropieza una y cien veces, sin saber la causa exacta, o sabiéndola, pero sin poder remediar que la punta del pie golpee con ellas. Algunas irisadas, en las que el cristal de cuarzo brilla como si fuera un diamante; otras grises de pizarra o esquisto, rugosas, arañando las manos. Todas, al fin y al cabo, siendo óbices de la voluntad.

Y se carga con ellas, como una cruz a cuestas, maldiciendo el momento en el que por primera vez se atravesaron.

Hay piedras - ella lo sabía a pesar de los momenos de debilidad -, que volverían una y otra vez,  que tendría que esquivar si no quería, de una manera definitiva, caer de bruces para no volverse a levantar.

Tenía muy claro dónde estaba su meta y ningún obstáculo se lo habría de impedir

Sed felices.

2 comentarios:

  1. Caer de bruces siempre hace que valoremos estar en pie, pero eso nunca lo entienden las piedras tercas.
    Saludos!

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  2. Porque las piedras bastante tienes con cruzarse en el camino... Saludos!

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