miércoles, 26 de junio de 2013

Incertidumbres

Tengo que confesar que tengo un punto débil, un talón de Aquiles, una flaqueza por donde derroto: no soporto la incertidumbre. Desde siempre, el no saber a que atenerme me ha producido muchísima desazón. Esa sensación de si y no, quizá,  tal vez,  a lo mejor, me desgasta, me cansa y me lleva a un auténtico estrés.

Y no es por temor a lo que pueda pasar, sino por no saber a lo que me enfrento. Recuerdo que de estudiante me comían los nervios en los exámenes hasta saber las preguntas; una vez que las tenía, ya conocía por dónde tenía que tirar con toda mi artillería.

Luego, según me fui haciendo mayor, esta situación me fue acompañando y, repito, es lo único que me desestabiliza. Claro, que también tiene su lado bueno como es hacer crecer en mi la necesidad de adelantarme a veces a los acontecimientos y prepararme mentalmente para lo que sea necesario, bueno o malo.

Pondero, mido, barajo varias posibilidades para cuantificar mi capacidad y ubicarme. Es esa parte racional de mi misma que gusta de analizar y desmenuzar. Es lo que se denomina la necesidad de un cierre cognitivo. Imagino que no es más que una estrategia, pero a mi me ha servido en momentos muy complicados de mi vida y me sigue sirviendo.

No creo en el futuro, al fin y al cabo no es más que una proyección del pasado, pero sí me convence la posibilidad de barajar distintas opciones en un momento dado y poder prepararme, como un atleta ante una carrera, que al fin y al cabo no es otra cosa que asumir una realidad.

Para terminar, otra pequeña reflexión: vivimos, como sociedad, momentos de enorme incertidumbre, alimentada, tal vez, como arma de sumisión. Tal vez sea bueno, de una vez, tomar cada uno de nosotros nuestras riendas, sumarnos al compañero de viaje que, realmente, nos sirva y complemente, y dejar de esperar, de esperar....Y actuar.


Sed felices.


2 comentarios:

  1. Bueno, ya sabes que esa es una debilidad que compartimos. Me matan las incertidumbres a mí también. Es más, muchas veces he estropeado cosas por no poder soportar la incertidumbre: insistir en una discusión, ser demasiado pesado con alguien que debe darte una respuesta,etc.

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  2. Bueno, amigo mío, no sé si es bueno o malo, depende de quien tengas al otro lado. Desde luego, vivir en la duda no está hecho para mi.

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