domingo, 27 de julio de 2025

Basta que los buenos no hagan nada

 

 De una prisión al aire libre, a una jaula al aire libre” - Viento Sur

 La frase "Para que triunfe el mal basta que los hombres de bien no hagan nada" es una adaptación de una cita de Edmund Burke. Se refiere a la idea de que la inacción de las personas buenas permite que el mal prospere. En esencia, la falta de acción por parte de aquellos que podrían oponerse al mal facilita su avance y triunfo.

Nunca como ahora esta cita tiene sentido. El mal, en cualquiera de sus acepciones, campa a sus anchas, estampando en la cara de la sociedad la insolidaridad, el egoísmo, la falta de empatía... Pero sobre todo de humanidad.

Tengo que confesaros, mis queridos lectores, que  cada vez más me cuesta enfrentarme a la realidad de Gaza. Las terribles imágenes de la hambruna, de la muerte por desnutrición me lleva, literalmente a cerrar los ojos antes de que se me llenen de lágrimas, y mi corazón de madre y abuela se me rompa una vez y otra de impotencia.

Como cargo público que soy he apoyado en los foros en donde ha sido pertinente mociones e iniciativas para acabar con este genocidio, y me encontrado enfrente la impiedad y la justificación atroz a los crímenes de un gobierno (**), el israelita, loco de odio y ambición, apoyado por otros tan locos de ambición y odio como ellos. Como escritora uso las palabras para denunciar.

Os confieso que se me agotan las palabras, estranguladas por la pena que llevo dentro. Pero lo que más me duele es el silencio de esa gente, de esas personas que bajo el paraguas de "yo no entiendo", "yo no en esas cosas no entro", " sé que es terrible, pero no se puede hacer nada"... Esas personas que se pretenden buenas, pero que no hacen nada.

¿Por qué no intentan aquellos que miran para otro lado ponerse en el lugar de aquellos que sufren? De esas madres a las que se les mueren los hijos de desnutrición porque no pueden amamantarlos, ya que están ellas también desnutridas; o de aquellos que han sido expulsados vergonzosamente de su territorio y no tienen agua ni comida. Que miren a sus hijos mientras juegan y ríen, y piensen en todos los niños y niñas enterrados entre escombros. Cuando estén en la iglesia, en misa, piensen si el cristianismo tiene algo que ver con apoyar esa masacre.

No, ser bueno no es hacer nada. Ser bueno es luchar con uñas y dientes contra la maldad, impidiendo ese triunfo que nos señala Burke en su cita. Se lucha desde lo próximo denunciando, apoyando iniciativas.  Se lucha votando a aquellos que pelean a otro nivel por la justicia.

Es tiempo de descanso, de playa, de viajar y disfrutar de la vida, así que disculpad que me entrometa con este artículo tan crudo, pero os pido que dediquéis solo un momento a pensar, a reflexionar sobre en qué podéis colaborar para que la bondad, como en los finales felices, triunfe.

Buen domingo.

*Imagen VIENTO SUR

** La autora condena cualquier acto de violencia de HAMAS, y en ningún momento  responsabiliza al pueblo judío de lo que solo es responsable Benjamin Netanyahu, su gobierno y quienes no condenan el genocidio de Gaza.

sábado, 19 de julio de 2025

Mala gente

 Mala gente. Hay gente que es buena y hay gente que… | by Cristina Juesas |  Consejos de supervivencia | Medium

 

  Tal vez, mis queridos lectores, este no sea un tema para una época estival, siempre más amable  y distendida, pero la realidad se impone y tengo que decir que es abrumador la cantidad de mala gente que pulula en esta sociedad.

No tenemos más que fijarnos en los acontecimientos de Torre Pacheco, que no son más que una gota en  ese océano en el que se alzan de nuevo voces, mensaje y actitudes que creíamos proscritas para siempre.

Tengo que confesar mi gran tristeza y decepción. Siempre pensé que los seres humanos, a parte del natural devenir de la vida de cada uno, debemos ser solidarios y ayudar a los más vulnerables, sobre todo aquellos que hemos tenido la fortuna de nacer, crecer y vivir en un entorno de oportunidades; sin embargo todos los días vemos ataques a aquel que es diferente porque es de otra nacionalidad, de otra orientación sexual, de otra ideología política, o, simplemente, porque es pobre.

Observo una crueldad y falta de empatía que desconocía más allá de lo leído o estudiado que  sucedía en otras épocas o en otras culturas que siempre hemos tachado de  más primitivas o de falta de valores sociales. Insultos, descalificaciones, mentiras son los argumentos de esa mala gente que odia todo lo que no sean ellos y su manera de pensar.

Se podría decir que este comportamiento responde a una honda frustración de ver que objetivos o anhelos incumplidos. Pero, en vez de pararse a analizar las causas y las posibles soluciones, es más fácil buscar chivos expiatorios que justifiquen su falta de progreso en el trabajo, su machismo amenazado, o su estatus clasista ocupado por advenedizos que no tienen pedigrí ni largos apellidos compuestos.

No creo que la Historia, con mayúscula, se repita: se repiten comportamientos adquiridos, aprendidos, y guardados en una memoria colectiva desde los albores de los tiempos. Es mucho más fácil ser mala gente que buena, basta con no pensar en el otro como en un igual, basta con considerarle una amenaza, basta con escuchar a quienes nos manipulan a su favor. Luego, tal vez,  con confesarse, dos avemarías y un padrenuestro, listo.

Como diría el maestro Machado  en su poema Soledades II:

Mala gente que camina
y va apestando la tierra…

Sed felices.