Siempre presumo de aprovechar el tiempo. Llevo toda la vida escuchando comentarios sobre cómo me puede dar tiempo a hacer tantas cosas. Yo contesto que el tiempo es el mismo para todos, la diferencia estriba en organizarse.
Como he comentado en más ocasiones soy la mayor de una familia numerosa y desde muy pequeña me tuve que acostumbrar a gestionar de alguna manera mis horas, mis días. Mi padre trabajaba muchas horas y llegaba tarde a casa, y mi madre se ocupaba de mis hermanos, también yo cuando tuve edad de echarla una mano, pero no estaba del todo pendiente en cosas que no fueran de primera necesidad.
Fui una estudiante brillante (perdonad la inmodestia), y una de las razones fue mi capacidad de organizar mis horarios. Ya de adulta, cuando monté mi empresa, además de ser madre, seguí estableciendo ese ritmo temporal que me permitiera abarcar mis objetivos.
Al cabo de los años me he dado cuenta de que no solo era ocasión de organizarse sino, también, de disfrutar de todo lo que hecho. En eso soy muy afortunada porque he tenido la libertad de vivir la vida que ido fraguando. Eso hace que no exista monotonía ni aburrimiento.
Ahora, cuando ya he cumplido cierta edad siento más esa rapidez de la que me hablaban mis mayores. No me crea angustia, pero sí la necesidad de querer seguir teniendo es vida llena de gente, llena de cosas interesantes que la hacen más vida hasta que me llegue mi hora.
No quiero nada especial para el año próximo. Seguiré aplicando mi máxima de no buscar, sino de ir encontrando.
Sed felices.
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