Me cuesta iniciar esta carta abierta con la formalidad que suele ser habitual: estimado. Me parece caer ya desde el principio en una falsedad, señor García Ferreras, porque de los sentimientos que usted me puede despertar el último es el de la estima.
Se que es muy difícil que estas mis palabras le puedan llegar. Ambos, usted y yo, nos movemos no en dos mundos diferentes, sino en dos galaxias tan alejadas como pueden estarlo las más distantes del universo. Usted ha optado por el disfraz; yo decidí hace tiempo que no se puede renunciar a los principios por tener el pesebre siempre lleno de paja.
No cabe duda que su carrera profesional es meritoria respecto al éxito. No le negaré que yo misma fui una seguidora de su presencia en la Cadena Ser, antes de convertirse en el responsable de comunicación del Real Madrid hasta llegar a donde está hoy, cuando es uno de los gerifaltes del grupo A3Media (La Sexta y Antena 3). Incluso, según sus propias palabras, tuvo la posibilidad de ser ministro con Zapatero, pero renunció porque ganaba menos que en la cadena que dirigía en ese momento. Ahora, está dedicado en cuerpo y alma a su Cruzada, acentuada en estos últimos tiempos, con la transformación del panorama político, contra el PSOE en general y Pedro Sánchez en particular.
Vaya por delante que soy consciente de que usted, como cualquiera, tiene derecho a tener sus preferencias políticas, culturales o religiosas, pero que sean tan evidentes en un medio que dice ser objetivo, chirría por los cuatro costados. Aunque suene muy fuerte, en las anteriores elecciones se convirtió en una especie de mamporrero de Podemos, a quien le daba toda la cancha necesaria, en su esfuerzo porque barriera del mapa a los socialistas. El problema fue que le pasó como al Coyote de los dibujos animado, que le ganó el partido el Correcaminos.
Ya desde el principio de último proceso de primarias del partido socialista se posicionó al lado de Susana Díaz. Me temo que hubiera hecho igual si se hubiera presentado el ratón Micky, con tal de atacar a Sánchez. Porque lo suyo es un odio tan visceral que le hace perder toda la perspectiva y la objetividad que tiene que tener un profesional de su "categoría". Manipula, tergiversa y disfraza la verdad cuantas veces sean necesarias con tal de no permitir que Pedro Sánchez, secretario general del Partido Socialista Obrero Español elegido por mayoría de sus militantes (entre ellos yo), tenga ni un vaso de agua. Tras unos días de tregua, ha vuelto ha sacar toda la artillería (a pesar de la subida del partido socialista en las encuestas, del apoyo mayoritario de sus militantes), no vaya a ser que le peguen sus "jefes" un tirón de orejas.
No seré yo la que le indique que ese es un mal camino, por lo menos para quienes tenemos conciencia. Al fin y al cabo usted sigue la tónica general de la mayoría de los medios (qué decir de El País, la vergüenza de la prensa nacional), que asfixiados por la economía tienen que rendirse a los poderes fácticos. Pero comprenda que como persona que defiende la libertad de expresión me rebele contra alguien (que se confiesa de izquierdas, manda hue...) que ha hecho rehén de ella, con el único fin de conseguir sus propio beneficio o el de quienes le pagan a usted.
En fin, señor Ferreras, que esta carta abierta no deja de ser una especie de recurso del pataleo de quien o quienes, porque sé que hay más gente que piensa como yo, se rebelan todos los días ante una situación que parece haberse vuelto crónica: una prensa, una televisión que ha decido una supervivencia sea como sea, aunque sea sin honor. Porque con las mentiras se puede llegar muy lejos, pero no se puede volver.
Me despido no sin antes decirle que creo que su programa, su manera de hacer y su falta de rigor supone un baldón para el periodismo en general. Pero es lo que se lleva, es lo que se vende y es lo que se paga. Y así nos va.
Un saludo.
Se que es muy difícil que estas mis palabras le puedan llegar. Ambos, usted y yo, nos movemos no en dos mundos diferentes, sino en dos galaxias tan alejadas como pueden estarlo las más distantes del universo. Usted ha optado por el disfraz; yo decidí hace tiempo que no se puede renunciar a los principios por tener el pesebre siempre lleno de paja.
No cabe duda que su carrera profesional es meritoria respecto al éxito. No le negaré que yo misma fui una seguidora de su presencia en la Cadena Ser, antes de convertirse en el responsable de comunicación del Real Madrid hasta llegar a donde está hoy, cuando es uno de los gerifaltes del grupo A3Media (La Sexta y Antena 3). Incluso, según sus propias palabras, tuvo la posibilidad de ser ministro con Zapatero, pero renunció porque ganaba menos que en la cadena que dirigía en ese momento. Ahora, está dedicado en cuerpo y alma a su Cruzada, acentuada en estos últimos tiempos, con la transformación del panorama político, contra el PSOE en general y Pedro Sánchez en particular.
Vaya por delante que soy consciente de que usted, como cualquiera, tiene derecho a tener sus preferencias políticas, culturales o religiosas, pero que sean tan evidentes en un medio que dice ser objetivo, chirría por los cuatro costados. Aunque suene muy fuerte, en las anteriores elecciones se convirtió en una especie de mamporrero de Podemos, a quien le daba toda la cancha necesaria, en su esfuerzo porque barriera del mapa a los socialistas. El problema fue que le pasó como al Coyote de los dibujos animado, que le ganó el partido el Correcaminos.
Ya desde el principio de último proceso de primarias del partido socialista se posicionó al lado de Susana Díaz. Me temo que hubiera hecho igual si se hubiera presentado el ratón Micky, con tal de atacar a Sánchez. Porque lo suyo es un odio tan visceral que le hace perder toda la perspectiva y la objetividad que tiene que tener un profesional de su "categoría". Manipula, tergiversa y disfraza la verdad cuantas veces sean necesarias con tal de no permitir que Pedro Sánchez, secretario general del Partido Socialista Obrero Español elegido por mayoría de sus militantes (entre ellos yo), tenga ni un vaso de agua. Tras unos días de tregua, ha vuelto ha sacar toda la artillería (a pesar de la subida del partido socialista en las encuestas, del apoyo mayoritario de sus militantes), no vaya a ser que le peguen sus "jefes" un tirón de orejas.
No seré yo la que le indique que ese es un mal camino, por lo menos para quienes tenemos conciencia. Al fin y al cabo usted sigue la tónica general de la mayoría de los medios (qué decir de El País, la vergüenza de la prensa nacional), que asfixiados por la economía tienen que rendirse a los poderes fácticos. Pero comprenda que como persona que defiende la libertad de expresión me rebele contra alguien (que se confiesa de izquierdas, manda hue...) que ha hecho rehén de ella, con el único fin de conseguir sus propio beneficio o el de quienes le pagan a usted.
En fin, señor Ferreras, que esta carta abierta no deja de ser una especie de recurso del pataleo de quien o quienes, porque sé que hay más gente que piensa como yo, se rebelan todos los días ante una situación que parece haberse vuelto crónica: una prensa, una televisión que ha decido una supervivencia sea como sea, aunque sea sin honor. Porque con las mentiras se puede llegar muy lejos, pero no se puede volver.
Me despido no sin antes decirle que creo que su programa, su manera de hacer y su falta de rigor supone un baldón para el periodismo en general. Pero es lo que se lleva, es lo que se vende y es lo que se paga. Y así nos va.
Un saludo.
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