Cuando Moisés bajó del monte Sinaí en su mano sujetaba las Tablas de la Ley en las que el mismo Javeh había escrito el decálogo que, con más o menos cambio, sustenta la religión católica y a aquellos que dicen practicarla. Pues bien, para sorpresa nuestra, la de aquellos que podemos tener base cristiana, o atea, o de cualquier otra creencia la derecha española y la ultraderecha ha llevado a cabo una transformación de la teoría a la práctica de estos Diez mandamientos de la Ley de Dios. Veamos:
1- Amarás a Dios sobre todas las cosas.
Bueno, donde esté un buen pelotazo, una privatización o una inmatriculación quizá haya que dejar a Dios en un segundo lugar.
2- No tomarás el nombre de Dios en vano.
En fin, una cosa es que se jure (recordemos que se jura por Dios) cumplir la Constitución, y otra que a la hora de la verdad pues... A ver que donde digo digo, digo Diego.
3- Santificarás las Fiestas.
Eso sí, para sacar imágenes, vestirnos de tiros largos y montar saraos. Pero tienen que ser las propias, las de esos "infieles" no las dejamos.
4- Honrarás a tu madre y a tu padre.
Posiblemente a los suyos sí, pero a los de los demás pues... "Se iban a morir igual", o "la borrasca se va para Cuenca", mientras uno desaparece horas.
5- No matarás.
Vaya, matar, matar... Pero vamos, que si los muertos son lejos, así como en Gaza, o en lugares que no entran dentro de mis intereses, pues me remito al primer mandamiento.
6- No cometerás actos impuros.
¡Ah, con el sexo hemos topado! Tal vez lo impuro no sea practicarlo, sino apuntar a quienes piden libertad para amar sin ser señalados.
7- No robarás.
No solo hablamos de atracos, o reventar pisos. Defraudar no pagando impuestos es también robar. Desviar dinero público, privatizando los servicios es robar.
8- No darás falso testimonio ni mentirás.
"Mentir no es delito". Para que seguir si este punto se contesta solo. Mienten más que hablan.
9- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
Pensamientos y deseos que se traducen en artículos de periódicos, amenazas, y mentiras.
10- No codiciarás los bienes ajenos.
Si se trata de los servicios públicos, cargos públicos, o contratos sustanciosos, el fin justifica los medios, ¡ay! que tentación.
Tras esta interpretación de los mandamientos "sui generis", van a misa y comulgan. porque al final todo se perdona...