martes, 26 de febrero de 2019

Pensando, pensando XV



 Frases y reflexiones con las que me comunico con vosotros cada día
 



1.      Un sueño que sueñas solo sólo es un sueño; un sueño que sueñas junto a alguien es un proyecto.

2.      Ser inteligente es observar, deducir y solucionar ante la espera. Ser listo es colarse en la fila.

3.      Somos fruto no solo de nuestra realidad sino, también, de aquello que un día imaginamos poder ser.

4.      Cerrar el corazón a los demás y tirar la llave para no sufrir solo conlleva soledad.

5.      El arte redime a la Humanidad en cada línea  de color, en cada nota, en cada palabra.

6.      Para los demás somos circunstancia hasta que nos convertimos en recuerdo.

7.      El pasado son cenizas; el futuro un fósforo por encender: calienta tu ilusión en la hoguera del hoy.

8.      Un problema no es problema hasta que no tiene solución.

9.      La justicia es una goma que siempre se estira del lado del poderoso.

10.  Y de pronto, alguien, suavemente, como la brisa, se mete por un rincón tu alma como si fuera un poema.


SED FELICES









 

domingo, 17 de febrero de 2019

Nosotros decidimos

El día a día nos empuja, en ocasiones, a trompicones. Este blog, instrumento de comunicación con vosotros, mis queridos lectores, está aparcando, espero que momentáneamente, el tema literario y cultural para dejar paso a la politica cada vez más. Pero, y en esto no cabe discusión, ambas cosas se necesitan. Sin una política que entienda la necesidad de la cultura para la sociedad, los creadores, sea cual sea el área de creación, terminaremos siendo una especie en extinción.

Como soy una mujer de emociones a flor de piel, sujetas por la racionallidad que distingue mi dualidad vital, estos días vivo como en una montaña rusa.  Tengo las mismas sensaciones de ilusión y de rabia, que se van turnando según leo o escucho.

Porque queda un tiempo muy complicado, un tiempo en el que quienes creemos en los valores de la justicia, de la igualdad y de la fraternidad, esos valores que hace más de dos siglos hicieron una revolución, a la que, tristemente llegamos tarde, vamos a tener que poner a prueba nuestra fortaleza y nuestras convicciones. 

Frente a nosotros tenemos la derecha de toda la vida. Aunque esté troceada en tres hay que verla como un todo. Esa derecha que era una roca del  PP hasta que ciertas políticas no interesaron o ciertos acontecimientos, como los sucedidos en Cataluña, les indicaron que había una brecha por donde entrar de nueva con el lema "España, Una, Grande y Libre". Pero si nos fijamos en las caras de quienes ocupan los cargos son los mismos perros con distintos collares, los que absorbieron en su tiempo ( cuánto hace falta la pedagogía de nuestra España reciente) a Fuerza Nueva, Falange, UCD, CDS, liberales, UPyD. ...

La izquierda siempre atomizada, contemplaba  con asombro, el monolito que representaba el PP, como iban todos a una como en Fuenteovejuna. Así ha sido hasta hace poco tiempo. Pero, repito, no hay que engañarse, son los mismos. Vuelve el mismo espectro pero mucho más escorado a la derecha, mucho más. Los mensajes son tan regresivos que a una le cuesta creer al escucharlos que está en el siglo XXI. Bueno, los mensajes son uno: acabar con el PSOE en la cabeza de su líder Pedro Sánchez, y no hay más.

Todos los defensores de regímenes totalitarios tienen sus cabezas de turco. En Europa lo conocemos, en España lo conocemos. Y estos tres neofascistas lo saben y lo manejan. Pero al igual que no nos pueden negar que la tierra es redonda, ni que existe una evolución y no venimos de Adán y Eva, es facílmente desmontable racionalmente. El problema es que para estos partidos de ultraderecha la razón no exste.

Solo nos queda una opción de lucha pacífica: la movilización el día 28 de abril para que triunfen las políticas progresistas. Veremos y escucharemos las encuestas que pronosticarán lo que algunos les interesa, pero quienes apostamos por esa igualdad y esa justicia debemos hacer como Ulises con las sirenas, oídos sordos. Son los votos y solo los votos los que deciden.

Solo así podremos mirar de frente a los mayores y decir "defendí tus pensiones"; a los niños y niñas y decir "defendí tu educación"; a los jóvenes y decir "defendí tus  oportunidades"... Mirarnos a nosotros mismos y decir: "defendí en lo que creo solidariamente".

La alternativa es lo que ya conocimos, lo que ya conocemos: tres partidos que forman la Trinidad  de la involución, de la radicalidad y del odio a todo lo que les huela a progreso.

Nosotros, repito, decidimos.

Sed felices.


domingo, 10 de febrero de 2019

Gritar para que no me griten

Nos movemos en un mundo lleno de ruido. Buen , quizá globalizarlo de esa manera sea exagerado y quede un rincón en la Antártida o en la selva a donde no llegue ese marasmo vocinglero que nos confunde y agobia.

Mi madre, que era muy refranera, decía cuando alguien salía montando bronca, siendo él el responsable: "gritar para que no me griten", como si las voces y el estruendo aminoraran la culpa y pusieran el foco en el contrario.

Vivimos en una sociedad pobre en diálogo y exhuberante en voces. No sabemos sentarnos a hablar, en cambio elevamos la voz como si el volumen fuera el que nos da la razón. No sé si décadas de contemplar en televisión los infames programas de tertulianos o del "corazón" han implantado esa espantosa constumbre. No hay argumentos sino repeticiones como disco rayado de insultos y descalificaciones. No se debate, se combate.

Sinceramente, para quienes admiramos la capacidad de dialogar, de encontrar puntos en común, de saber llegar a conclusiones, aunque siempre queramos, y esto es humano, arrimar el ascua a nuestra sardina, el día a día es agotador. Es como intentar horadar una roca con una simple cucharilla de café. 

Y malo es cuando este griterio, esta algarabía enloquecida, llega a quienes tienen que tomar decisiones, marcar los rumbos, hallar puntos de encuentro en un diálogo sosegado. En estas estamos. Por una parte quienes se colocan la venda antes que la herida (falsa herida) y confunden el diálogo con la rendición; por otra, quienes parecen haber perdido la capacidad de escuchar de tanto repetirse a si mismo sus propias paranoias, fruto ya de una carrera en un laberinto en el que  ellos se van tapando sus propias salidas.

Pero a pesar de todo, del ensordecedor estruendo que intenta una vez y otra con sus gritos confundir, recomiendo escuchar nuestro interior, buscar dentro de nosotros aquello que siempre nos va a ayudar a seguir y no caer en los absurdos cantos de sirena de quienes no tienen otros argumentos, aquello que no es otra cosa que nuestra integridad.

Sed felices.

Ilustración: (c) Elena Muñoz

domingo, 3 de febrero de 2019

Campeona

La vida da tantas vueltas, es tan imprevisible y emocionante...

Ha pasado tanto tiempo desde que tus hijos mayores venían a mi academía, ¿te acuerdas? Con un Josete tan pequeño, luchadora y ejemplo de madre, te he visto siempre caminando para conseguir todo lo que tus hijos, y sobre todo el pequeño, se merecían.

Ayer no vi la Gala de los Goya, pero esta mañana  he conocido que le han otorgado a Campeones el premio a la mejor película. Me he acordado de ti, sobre todo de ti. La vida tenía que premiarte de alguna manera tanto esfuerzo, tanto denuedo para conseguir que la integración fuera una realidad, incluso con un lugar físico donde los chicos y chicas, no solo tu hijo, pudieran encontrar un futuro.. ¡Enhorabuena, campeona!

El 8 de diciembre de 2016 Josete me escribió por  Messenger:

- Hola, Elena. ¿Sabes?, Me han seleccionado para rodar un película con el director Javier Fesser...

Unos veinte días después de volvió a escribir anunciándome que habían terminado de rodar un corto con el fin de recaudar fondos. Y, como en los cuentos, ese final tan feliz.

 Es cierto, seguro que es cierto, que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, Mercedes, porque tú eres una de ellas. No sé si llegarás a leer esta entrada de Mi vida en tacones, sí es así, disculpa este atrevimiento de quien siempre te ha admirado como madre y como mujer, merecedora de todos los premios del mundo
.

Un gran abrazo a Josete.