sábado, 24 de abril de 2021

¡Izquierda! ¡Adelante!

Hoy os propongo un juego, lectores y lectoras mías.  Os propongo que puestos en pie repasemos los puntos de desplazamiento que podemos hacer: izquierda, derecha, adelante y atrás, como en esas canciones infantiles. Es posible, ¿no? Pero lo que no lo es ir a la izquierda moviéndonos a la derecha, o hacia adelante si retrocemos. No, no es posible.

Para vuestra tranquilidad no es que esté escribiendo este artículo bajo los efectos de la vacuna, que, por cierto, me pusieron el martes pasado, porque, aparte de una sensibilidad en el pinchazo, estuve y estoy como una rosa, no. Lo que quiero demostrar es que es imposible que estando en la derecha se nos prometa hacer una política de izquierdas, o  que proponiendo medidas de retroceso se pueda avanzar. Esto me coloca en la campaña electoral de Madrid.

Pensar en que la izquierda tras un cuarto de siglo puede recuperar la comunidad autónoma no es una utopía, solo depende de una acción: MOVILIZACIÓN. Cuando hemos ido a votar quienes creemos en la democracia y el el progreso se ha ganado. Cuando la abstención, el peor virus de  unas elecciones, nos ha contagiado gana la derecha, porque a esta le da igual el candidato o candidata con tal de que no gane el adversario.

No voy a abundar en el penoso espectáculo que ayer contemplamos y escuchamos en la Cadena Ser. Rocío Monasterio, con una frialdad psicopática, mostró la cara de lo que puede ser un gobierno con ella como vicepresidenta y con Ayuso dirigiendo, y ya sabemos cómo, los designios de Madrid. En serio, ¿lo vamos a consentir?

Sinceramente, sigo teniendo esperanza de ganar, de que somos muchos los que nos colocaremos a la izquierda para avanzar, muchos que sabemos que ni nuestros hijos, nietos, vecinos y vecinas,  se merecen perder los derechos que tanto nos ha costado lograr, porque ha sido gracias al esfuerzo de tantos que creyeron en los derechos y en los valores sociales.

Estamos ante la inminente llegada de los Fondos Europeos y necesitamos para gestionarlos cordura  y honestidad y no correr el riesgo de que sirvan para realizar proyectos faraónicos fallidos que enriquezcan a los mismos, y alimenten reductos donde se cría el odio. 

Por eso, ahora,  conmigo, colocaros a la izquierda y avancemos hacia adelante. Como cargo público, como activista de la cultura, como escritora, os lo pido: no hay otro camino para el futuro.






domingo, 11 de abril de 2021

¿Existen los amantes pluscuamperfectos?

 Una de las cuestiones que más curiosidad ha despertado respecto a mi nueva novela es su título. De hecho, han sido muchas las personas que me han hecho llegar sus reflexiones entorno a él.

Respecto a esto,si me permitís, mis queridos lectores, cierta falta de humildad, tengo fama de ser una escritora que maneja bien los títulos, ya sean de novelas o de artículos, incluso, en mi etapa  de gestora de eventos, los nombres de los mismos. En este caso, el juego con la palabra "pluscuamperfecto", que conocemos casi todos como el tiempo verbal que indica una acción que ha acabado antes de otra acción, se refiere a aquella persona que determina ir más allá de lo que entendemos por perfecto. 

Tender a la perfección no es algo que todo el mundo haga, empezando porque es difícil, como suele suceder en todo criterio humano, saber dónde se halla, y mucho menos en el amor. ¡Ay, el amor! Ese sentimiento que nos arrebata, que buscamos debajo de las piedras solo para sentirnos especiales o para cumplir nuestros anhelos y deseos, pero que, a pesar de ser un concepto universal tiene mil y una interpretaciones. Entonces, ¿qué sucedería cuando alguien intenta dar una vuelta de tuerca a lo que llamamos Amor? Si esa persona entendiera que con esas emociones que nos embargan cuando estamos enamorados no es suficiente y que no importa a dónde llegues si consigues unirte con quien adoras, sea cual sea el coste, quizá llegara a ser el amante pluscuamperfecto.

El protagonista de mi novela, el escritor Ricardo Alba, necesita alcanzar esa perfección, aunque el camino que transite esté lleno de intrigas, misterio, y, en ocasiones, horror. Siempre he dicho que en ocasiones el amor y el terror van de la mano (basta con ver las reacciones fisiológica que se acercan mucho). pero en este caso acaban convirtiéndose en un espejo.

Creo que no está del todo mal ser imperfecto, estar todavía en el devenir de moldearnos, de asimilar aquello que nos puede mejorar y que nos acerca a los demás. Por mucho que la "plucuamperfección" nos atraiga, hay puertas que, quizá, mejor no abrir.

Si queréis conocer más sobre "El amante pluscuamperfecto" ya sabéis: pedidos@ondinaediciones.com , y os lo haré llegar dedicado a casa.

Sed felices.


domingo, 4 de abril de 2021

De sueños y pérdidas

 No suelo tener pesadillas. Me refiero a esos sueño terroríficos que sí acudían a mí hace años, sobre todo en mi época de adolescente. Sin embargo, sufro sueños recurrentes en los que pierdo cosas tales como el coche- no sé en qué lugar lo tengo aparcado-, el bolso con dinero o, como esta noche, unos zapatos que necesitaba para una representación.

Obviamente, y porque es fácil y lo tenemos todos a mano, buscas información en internet y lo que te cuentan es que soñar con pérdidas es, más o menos, que te encuentras en una encrucijada en la que no te hallas del todo, en la que te sientes inquieta, en la que buscas un cambio. Es posible, la situación que nos rodea no podría generar sueños menos complicados.

Hoy hace un espléndido día de primavera, una mañana aún fría, pero que promete una tarde de agradable paseo. Sin embargo, si una tiene la tentación de asomarse a las noticias, a la realidad circundante, el panorama seguirá siendo el mismo: elecciones, pandemia, cifrás, contagios, encuestas... Raro es, entonces, que la inquietud no haya tomado al asalto el descanso nocturno. 

Quienes me conocéis un poco más de cerca, queridos lectores, sabéis que suelo ser mujer a la que el ánimo no le falta, pero últimamente me siento un poco perdida, como ese coche, esos  zapatos o ese bolso de mis sueños.  A pesar de que una parte de mí gusta de la aventura y la improvisación, otra parte- y así es como he podido gestionar familia, trabajo, política, arte, literatura- ha necesitado siempre saber que tengo el control... Hasta hoy.

Estoy cansada, creo que eso, simplemente. Cansada de no ceder al desánimo, a la tentación de reconocer que mi vida nunca será la misma y que he de doblegarme a un entorno a veces hostil, en el que los valores, mis cimientos para crecer como persona y que comparto con muchos de vosotros, son manipulados y retorcidos en intereses espúreos. Sí, estoy cansada de no ceder al miedo, incluso a ese universal de la enfermedad y la muerte, para que no me arrebate ni un solo instante de vida.

Por eso, cuando llega la noche, mi inconsciente se rebela y decide introducirme en esos paisajes extraños en donde me esconde aquello que necesito, en un tránsito onírico que me causa, en ocasiones, angustia. Es posible que sea cierto, pues a veces me siento un poco verso suelto ante las situaciones que se me plantean cada día, fruto de un inconformismo que los años no han logrado apaciguar. 

No obstante, seguiré soñando, dormida y, sobre todo, despierta, para poder sobrellevar este largo camino en el que  pierdo cosas o me pierdo yo.

Sed felices.