"No, la pintura no está hecha para
decorar las habitaciones. Es un instrumento de guerra ofensivo y defensivo
contra el enemigo". (Pablo Picasso)
Hace cincuenta años que
Pablo Ruiz Picasso falleció, exactamente el 8 de abril de 1973. Las redes, los
medios, se hacen eco de esta noticia. No es de extrañar, ya que estamos
hablando de unos de los artistas con mayor proyección mundial.
Sería muy extenso hablar
de la amplia obra del pintor malagueño, por lo que nos detendremos en el análisis
del que es, sin duda, su cuadro más famoso, GUERNICA, un óleo
3,50 x 7,80 metros y que se encuentra en el
Museo Reina Sofía de Madrid. Famoso no solo por su autoría, sino por ser
uno de los símbolos antibelicistas del siglo XX.
El
26 de abril de 1937, dentro de la operación Rugen
llevada a cabo por la aviación alemana, tiene lugar el bombardeo de la ciudad
de Guernica, población de un claro significado histórico ya que era y es
la sede de los fueros vascos. También era en ese momento el lugar en que se
encontraban las tropas republicanas que se dirigían a preparar la defensa de la
ciudad de Bilbao.
Fueron
tres horas y media de bombardeos, de ensayo de los que se denominó la guerra
totalitaria. El ataque se produjo en tres fases: en la primera se lanzaron
bombas para alarmar la población; en la segunda explosivos y bombas
incendiarias; en el periodo final fueron los aviones ligeros y las
ametralladoras las que disparaban a los pobres desgraciados que querían huir.
No
era la primera vez que se utilizaba este tipo de bombardeo en la guerra civil
española, que se había iniciado en el verano de 1936. En ese mismo año lo
sufrió Madrid. Un año después Barcelona y Alicante caerían bajo este
"bombardeo de alfombra". El número de víctimas nunca ha sido un dato
seguro. Hugh Thomas lo fija, de una manera ponderada, en torno a mil personas.
El setenta por ciento de los edificios fueron derruidos. Milagrosamente ni la
Casa de Juntas ni el Árbol fueron afectados.
Entonces
Guernica se convirtió en símbolo para la II República de la lucha contra el
fascismo que encarnaba el sublevado Franco. Negrín, presidente del gobierno, le
encarga a Pablo Picasso la realización de un cuadro que sirviera de homenaje,
para colgarlo en la Exposición Internacional de París de 1937.
El
1 de mayo de ese mismo año el pintor se pone manos a la obra, trabajando
arduamente durante un mes. De ese esfuerzo de inspiración nacerá una de las obras más universales de la
Historia del Arte, así, con mayúsculas.
Estamos
ante un cuadro que no es narrativo sino simbólico, un estandarte de los
horrores de la guerra. Su composición se lleva a cabo como un tríptico con una
escena central y dos laterales. La disposición de las figuras en el lienzo se
lleva a cabo a través de un trabajo de triangulación en la composición.
Picasso
sitúa seis figuras humanas y tres animales para que cada uno de ellos
simbolice un elemento que aporte significado a la obra.
El toro, de cabeza blanca y
cuerpo oscuro, fuerza bruta, el lado bestial del ser humano dentro de la tradición
del minotauro. Madre con hijo muerto: representación fiel de la Pietá,
habitual en el imaginario cristiano, para señalar el dolor de la maternidad por
la pérdida. Algún autor ha querido ver una alegoría de la República. Guerrero
muerto de cuya espada nace
una flor: tal vez de lo más desgarrador puede nacer la esperanza; de la
muerte nacer la vida. Bombilla: se ha querido ver un
juego de bomba-bombilla, o una alegoría también de como la técnica puede ayudar
al ser humano a avanzar, pero también le puede matar. Caballo: parece que
simboliza la ciudad de Guernica en agonía ante la guerra, la nobleza; en
relación con el toro, una simbólica suerte de varas. Mujer arrodillada o herida: en ella se ha querido ver a Dora Meer, amante del pintor en ese
momento. ¿Una alegoría del desamor? Mujer del quinqué: ilumina la estacia con una vela y
avanza en estado de shock. El rostro recuerda al de Theresa Walter en el cuadro
de "Mujer con vaso". Podría simbolizar a la República. Casa
en llamas: alegoría de como la guerra destruye la libertad. Mujer
implorando: figura en espejo de "Los fusilamientos del 3 de
mayo". Para algunos autores se trata de Olga Khoklova, esposa del pintor
en ese momento.
El
que se hayan relacionado algunas figuras con las mujeres que protagonizaban en
ese momento la vida del pintor se debe a que algunos estudiosos piensan que
Picasso utiliza esta obra para que, de una manera paralela, dar explicación
también a su propia guerra sentimental
Tras
la Exposición Universal y varios periplos el cuadro queda instalado en el Museo
de Arte Contemporáneo de Nueva York a instancias del pintor que desconfiaba de
su uso por la dictadura de Franco. En 1981 vuelve a España, al Casón del Buen
Retiro en primera instancia hasta que queda colgado en su ubicación actual: el
museo Reina Sofía de Madrid.
Una
visita imprescindible siempre, y más aún en estos días.