Últimamente ando un poco alarmada con ciertas actitudes que, aunque quiera ser benévola, no puedo dejar de tildar de violentas. Sobre todo a nivel verbal y en las redes sociales.
Me refiero, más que nada, a esos hilos en los que se comienza por parte de alguien exponiendo una opinión y se termina acordándose de la madre que parió a Panete (que por cierto no sé quién fue, a pesar de que lo mencionamos mucho). Son como el famoso chiste en el que alguien preguntaba: ¿Cómo estás? y el otro contestaba suspicaz: ¡Pues anda que tú?
No seré yo la que me muestre melindres con el uso de ciertas palabras, digamos, malsonantes, o de los tacos. Hay situaciones ante las que no cabe otra cosa que una buena palabrota. Pero el abuso que en muchas ocasiones se observa, como ya digo, en las réplicas y comentarios, me parece fuera de lugar. Y lo más gracioso es que muchos de los que usan este tipo de lenguaje lo hacen exigiendo respeto y dando lecciones de libertad de expresión.
Lo siento, pero no me gusta. Ni siquiera en amigos y amigas a los que quiero y admiro.
Tal vez no se den cuenta de que esa forma de expresarse, cuando es por escrito, aumenta ese caracter de desmedida y disminuye la posible razón que se tenga. O, lo que ocurre, es que hemos derivado a una incapacidad para discutir sin insultar, a base de ver los "maravillosos" ejemplos que por los medios de comunicación se nos presentan (y de los que me niego a hacer publicidad gratuita). También, lo sé, juega un papel importante el anonimato. En muchas ocasiones, quienes son incapaces de decírtelo a la cara (y eso me ha pasado a mí) se refugian en el anonimato de las redes para convertirse en el gallo del corral.
Nos revolvemos contra la violencia física, hablamos de paz y de convivencia, cuando nuestras palabras están diciendo otras cosas. No solo las bofetadas hacen daño, también los insultos y los improperios hacen mella. Y hay quien tiene la lengua muy suelta y la palabra disonante presta.
En fin, que es sano discrepar, pero no lo es poner como chupa de domine a quien no está de acuerdo con nosotros. Eso no es libertad de expresión sino mala educación, así de simple.
Sed felices!
Me refiero, más que nada, a esos hilos en los que se comienza por parte de alguien exponiendo una opinión y se termina acordándose de la madre que parió a Panete (que por cierto no sé quién fue, a pesar de que lo mencionamos mucho). Son como el famoso chiste en el que alguien preguntaba: ¿Cómo estás? y el otro contestaba suspicaz: ¡Pues anda que tú?
No seré yo la que me muestre melindres con el uso de ciertas palabras, digamos, malsonantes, o de los tacos. Hay situaciones ante las que no cabe otra cosa que una buena palabrota. Pero el abuso que en muchas ocasiones se observa, como ya digo, en las réplicas y comentarios, me parece fuera de lugar. Y lo más gracioso es que muchos de los que usan este tipo de lenguaje lo hacen exigiendo respeto y dando lecciones de libertad de expresión.
Lo siento, pero no me gusta. Ni siquiera en amigos y amigas a los que quiero y admiro.
Tal vez no se den cuenta de que esa forma de expresarse, cuando es por escrito, aumenta ese caracter de desmedida y disminuye la posible razón que se tenga. O, lo que ocurre, es que hemos derivado a una incapacidad para discutir sin insultar, a base de ver los "maravillosos" ejemplos que por los medios de comunicación se nos presentan (y de los que me niego a hacer publicidad gratuita). También, lo sé, juega un papel importante el anonimato. En muchas ocasiones, quienes son incapaces de decírtelo a la cara (y eso me ha pasado a mí) se refugian en el anonimato de las redes para convertirse en el gallo del corral.
Nos revolvemos contra la violencia física, hablamos de paz y de convivencia, cuando nuestras palabras están diciendo otras cosas. No solo las bofetadas hacen daño, también los insultos y los improperios hacen mella. Y hay quien tiene la lengua muy suelta y la palabra disonante presta.
En fin, que es sano discrepar, pero no lo es poner como chupa de domine a quien no está de acuerdo con nosotros. Eso no es libertad de expresión sino mala educación, así de simple.
Sed felices!