sábado, 8 de noviembre de 2025

SIN PUDOR

 

 TRIBUNAL SUPREMO (Madrid) - Qué SABER antes de ir (2025)

 

La política se ha convertido en un cenagal. No por parte de la ciudadanía, ni por aquellos y aquellas políticas que siguen empeñadas en hacer aquello para lo que existen: mejorar la vida de las personas, sino por quienes usan y abusan de su posición acusando, mintiendo, y embarrando todo lo que no obedece a sus intereses.

Ante tal panorama no sé ni por dónde empezar. 

Al igual que  muchos de vosotros, mis queridos lectores, estoy siguiendo, atónita, el juicio al Fiscal General del Estado. Si este proceso fuera una película de esas norteamericanas, estaríamos pensando que cómo es posible ciertas cosas que se han escuchado y visto, y que el guion exagera. 

Qué decir de ese personaje, porque me cuesta hablar de persona, cuya actitud ante el Tribunal presenta un desahogo que no encontraríamos más allá de la barra de un bar; una declaración impregnada de la prepotencia de aquel que se sabe impune y que reconoce con todo descaro que usa su cargo público para proteger a su jefa y a su novio, el ciudadano particular. Ciudadano particular que, con todo el cuajo, declara que le han destrozado la vida. ¡Se ha visto mayor desfachatez! Pero no solo hemos tenido que escuchar eso de la boca de quien convive con la artífice de los protocolos de la vergüenza, sino que también pertenece al PPartido que ha defendido y defiende la gestión de Valencia, con el resultado de muerte que todos conocemos. A esas madres, padres, hijos, hijas y demás familiares, sí que le han destrozado la vida, y no a quien está procesado ya, con juicio señalado, por no haber cumplido con sus deberes fiscales, dejando al margen el pastón que se embolsó tras la venta de mascarillas en plena pandemia, algo  moralmente repugnante.

Pero de este juicio me han llamado la atención dos cosas: una que no se haya investigado a todos y cada uno de los que tenían acceso al correo. La animadversión de algunas personas que hemos visto y oído hacia el Fiscal General pondría en alerta y, sin duda, invitaría a ver también otras posibilidades. Por otra parte la reacción del presidente del Tribunal a la afirmación del periodista que dijo conocer quién era la fuente, y que no era Álvaro García Ortiz, nos dejo a muchos ojipláticos.  Interrumpe al testigo con un  "no nos amenace"...  ¿Por qué su señoría se siente amenazado ante un testigo que lo único que hace es eso, testificar con obligación de decir verdad?

Verdad... Nunca he visto maltratar de peor manera, y sin pudor, lo que debe ser la base de las relaciones democráticas en cualquier nivel. Pero hemos llegado a tal punto de cinismo, hipocresía y mentira sin consecuencias, que ha llegado un momento en que la verdad se esta ahogando, como una víctima más, en el lodo de los intereses del poder y la maldad.

Podría, mis queridos lectores, hablar de la dimisión de Mazón, de la vergüenza de dirigentes políticos que se entregan a la ultraderecha con tal de no perder la butaca y lo que conlleva. Pero eso es otra historia.

Sed  felices.

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