martes, 26 de diciembre de 2023

RELATOS EN LA LÍNEA 9


 Suelo viajar bastante en la línea 9 de metro de Madrid, conocida en su tramo desde Puerta de Arganda a Arganda del Rey por su nefasto servicio, sobre todo por la mala frecuencia de los trenes.

En esos períodos de tiempo  escribo estas pequeñas reflexiones, o microcuentos, que me hacen más llevadera la espera.

 

     "Todos los días, cuando regresaba, se lo encontraba con su acordeón. Le gustaba su música, con ecos de tango y melancolía. Nunca le dio ni un euro. Pero aquella tarde no le vio. Sin saber por qué, se sintió culpable...

 

    "Apenas les separan tres centímetros y, sin embargo, desconocen su nombre y su tarea, no saben cuáles son sus sueños. Apenas cabe una mano entre ellos y son ajenos a sus vidas que, seguramente, no volverán a encontrarse, en ese espacio contiguo, de un vagón de metro”.


    “El vagón de metro es como un enorme intestino que al finalizar  el día  digiere las esperanzas, las desilusiones y el cansancio de todos, para reclamar su parte al amanecer”.


    "El vagón de metro le recuerda al limbo, ese lugar desubicado en donde nadie quiere quedarse, y en el que las almas vagan unidas a sus cuerpos por los cables casi umbilicales de unos auriculares".


     “Tras años de investigación y de dinero invertido en la misma, el Consejo de filólogos llegó por fin a una conclusión: el idioma de imposible comprensión usado en la megafonía del metro  de Madrid era ¡élfico!”.

 

    “Ella bajaba y el subía por la escalera mecánica contraria. Durante un instante casi eterno sus miradas se cruzaron. Fue solo un instante, solo un instante, para siempre”.

    "Piden limosna, exhiben unos carnés desconocidos con los que dar fe de sus penurias. Sus pieles son oscuras o claras, sus ropas ajadas, sus ojos cansados, sus pies se arrastran de vagón en vagón. Voces que chocan con un muro sordo que rodea a quienes ya tienen callo creado por un trabajo precario, deudas en la cartera y poco dormir".

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