lunes, 7 de agosto de 2023

DE DESLEALTADES Y REINVENCIONES

Hubo un tiempo en el que escribía a diario en este blog. Fueron tiempos emocionalmente muy duros, en un constante debate interior, en una búsqueda de una reinvención tras un tsunami personal y laboral. 

Entonces empecé a darme cuenta de que me había pasado la vida intentando hacer siempre lo correcto, procurando no defraudar las expectativas que de mí se tenían, rodeada de gente que  se apoyaba en mí, pero que, curiosamente, no me hacían sentirme acompañada.

Recuerdo que mi padre, a quien me he referido tantas veces, me dijo un día que existían personas dedicadas a ayudar pero que pocas veces eran ayudadas. Me temo que yo ocupo uno de esos roles, y que, a estas alturas, poco o nada van a cambiar esas circunstancias. 

Pero, bueno, no hay que hacer demasiado drama de ello, aunque sí es verdad que a lo largo de mi vida sí ha habido varias personas que me han defraudado en ese sentido. Siendo sincera, eso si me ha dolido, mucho más que otras pérdidas. Porque si hay algo con lo que no puedo es con la deslealtad. Por muchos años que cumpla, aunque sea una anciana, no podré entender a esas cuatro o cinco personas a quienes entregué mi esfuerzo, mi amistad y mi empeño, y que por egoísmo, cobardía o vaya usted a saber, han sido incapaces de valorarme, o, simplemente, actuaron con deslealtad, anteponiendo intereses propios o ajenos, con injusticia y parcialidad.

Ahora recupero de nuevo la vida que tuve que dejar hace cuatro años, aunque cuesta, porque de alguna manera tengo que resetear mi mente, desprenderme de tanta política y de tanta mezquindad en la que hoy se vive, y retomar los parámetros en los que me siento tan cómoda. Algo parecido a lo que sucedió hace trece años, pero menos traumático, no cabe duda. También he de reconocer que, quizá, de no haber pasado por esas experiencias, no estará hoy escribiendo.

No creo que vaya a cambiar mucho mi manera de actuar, de intentar ayudar a quienes lo necesitan, pero, sin duda, me alejaré de aquellos, o aquellas, que lejos de aportarme nada, me muestran la cara más sombría de la deslealtad. 

Y convertiré de nuevo mis emociones en palabras, en poemas, en historias...

Es verano, sed felices.

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