domingo, 8 de enero de 2023

De incertidumbres y decisiones

 Hace un mes de mi última entrada, en el 2022. Antaño, durante una época de mi vida bastante agridulce, en la que las tristezas y las alegrías se trenzaban, esta bitácora me salvó de caer en las redes de esa depresión glotona que te devora y amarga la existencia, la propia y la ajena. Solía escribir a diario sobre aquello que veía o que sentía para, de alguna manera, volver a inventarme.

En estos últimos años mis responsabilidades politicas me han ido apartando de este medio en el que durante trece años he volcado mis anhelos, temores, deseos e ilusiones. No ha sido por falta de ganas, sino, más bien, porque los tiempos que vivimos son ásperos, feos, llenos de mentiras, de manipulaciones, y, sobre todo, de un persistente estado de alarma en el que solo caben mantenernos en esa cuerda floja, sin darnos tan siquiera un segundo de respiro, y a una se le quitan las ganas de reflejar tanto absurdo y sinsentido.

Soy una optimista entrenada por la vida. Este optimismo es un revulsivo a tantos momentos en los que lo fácil hubiera sido dejarse abatir por el pesimismo. No  cabe duda que vivir en la constante queja, señalando solo lo que está mal es bastante más fácil que intentar avanzar y no dejarse vencer.

Empiezo un nuevo año lleno de incertidumbres personales, de decisiones que tengo que tomar, y, sobre todo, de pertrecharme con ese escudo para que las "balas" de los profetas del desastre no me lleguen. No quiero ser presa de esa jaula que aunque tiene la puerta abierta el miedo hace que no puedas volar. Tampoco deseo eso para la gente que quiero: en eso se va mi lucha diaria.

Miro por la ventana. El día es gris, el viento mueve las ramas de ese árbol que veo desde mi ventana: todo se hace invierno. Pero mientras os escribo, mis queridos lectores, noto la calidez de poder comunicarme una vez más con vosotros y vosotras. Sabed que aunque ya no escriba a diario, siempre, siempre, pienso que soy muy afortunada de poder abrazaros con la palabra.

Sed muy, muy felices.



2 comentarios:

  1. Aunque no escribas a diario a mí siempre, siempre me gustó leerte.
    La vida actual me recuerda aquel "Huracán y el destino".

    "Somos, dice el poeta, hojas llevadas por el viento, que girando, girando, nos venimos a posar en el suelo de la realidad.
    El viento, siempre el viento...o quizás el huracán"

    Recuerdos a Marta Nogales.

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  2. Buenos días, Manuel. No había visto tu comentario. Gracias. Un abrazo.

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