Este término, que es de cosecha propia, define a un tipo de hombre con una curiosa manera de ser. Aparentemente tímido, suele ser callado, amable, serio aunque no antipático. Tiene aspecto de niño bueno, de esos que no han roto un plato en su vida, y la sonrisa presta. Correcto en sus ademanes, hace fácil su compañía en el momento en que se encuentra cómodo.
Su peligro estriba en que es un seductor nato.
Mientras hablas, su actitud es formal, educada, pero el brillo de su mirada le delata. Son dos chispitas que se encienden en un momento dado, mientras que se fruncen las comisuras de los ojos, un instante antes de decir, con cara de "yo no he sido":
- ¿Te importa que te haga una pregunta.....?
Y antes de que te des cuenta, le estarás hablando de lo humano y lo divino... O se te habrá metido en tu cama...
Sed felices.
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