La patente de corso (patente, presente y corso, del latín cursus, carrera) era un documento entregado por los reyes o los alcaldes de las ciudades (en su caso las corporaciones municipales) por el cual su propietario tenía permiso de la autoridad para atacar barcos y poblaciones de naciones enemigas. De esta forma el propietario se convertía en parte de la marina del país o la ciudad expendedora.
Las patentes de corso fueron muy utilizadas en la Edad Media y en la Edad Moderna cuando las naciones no podían costearse marinas propias o no lo suficientemente grandes.
Con el paso del tiempo su significado pasó ser el permiso para una actuación realizada por una persona o colectivo que creen estar por encima del bien y el mal.
Hoy en día abundan en demasía las patentes de corso. Se puede mentir, calumniar, corromper sin miedo a las consecuencias. Se saben protegidos por la patente de corso que la propia sociedad ha expedido.
Sed felices
No hay comentarios:
Publicar un comentario