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sábado, 19 de julio de 2025

Mala gente

 Mala gente. Hay gente que es buena y hay gente que… | by Cristina Juesas |  Consejos de supervivencia | Medium

 

  Tal vez, mis queridos lectores, este no sea un tema para una época estival, siempre más amable  y distendida, pero la realidad se impone y tengo que decir que es abrumador la cantidad de mala gente que pulula en esta sociedad.

No tenemos más que fijarnos en los acontecimientos de Torre Pacheco, que no son más que una gota en  ese océano en el que se alzan de nuevo voces, mensaje y actitudes que creíamos proscritas para siempre.

Tengo que confesar mi gran tristeza y decepción. Siempre pensé que los seres humanos, a parte del natural devenir de la vida de cada uno, debemos ser solidarios y ayudar a los más vulnerables, sobre todo aquellos que hemos tenido la fortuna de nacer, crecer y vivir en un entorno de oportunidades; sin embargo todos los días vemos ataques a aquel que es diferente porque es de otra nacionalidad, de otra orientación sexual, de otra ideología política, o, simplemente, porque es pobre.

Observo una crueldad y falta de empatía que desconocía más allá de lo leído o estudiado que  sucedía en otras épocas o en otras culturas que siempre hemos tachado de  más primitivas o de falta de valores sociales. Insultos, descalificaciones, mentiras son los argumentos de esa mala gente que odia todo lo que no sean ellos y su manera de pensar.

Se podría decir que este comportamiento responde a una honda frustración de ver que objetivos o anhelos incumplidos. Pero, en vez de pararse a analizar las causas y las posibles soluciones, es más fácil buscar chivos expiatorios que justifiquen su falta de progreso en el trabajo, su machismo amenazado, o su estatus clasista ocupado por advenedizos que no tienen pedigrí ni largos apellidos compuestos.

No creo que la Historia, con mayúscula, se repita: se repiten comportamientos adquiridos, aprendidos, y guardados en una memoria colectiva desde los albores de los tiempos. Es mucho más fácil ser mala gente que buena, basta con no pensar en el otro como en un igual, basta con considerarle una amenaza, basta con escuchar a quienes nos manipulan a su favor. Luego, tal vez,  con confesarse, dos avemarías y un padrenuestro, listo.

Como diría el maestro Machado  en su poema Soledades II:

Mala gente que camina
y va apestando la tierra…

Sed felices.

domingo, 20 de abril de 2025

¿No habrá paz para los malvados?

 


 Ojalá y así sea.

Porque cada día que pasa la mala gente, la que insulta, difama e intenta destrozar valores y principios abunda más, o, por lo menos así lo aparenta.

Hace unos día escuché un postcast del profesor y criminólogo Vicente Garrido acerca de los psicópatas integrados, título de una de sus obras, que son aquellos que se encuentran entre nosotros y , sin que hayan realizado ningún asesinato en serie, como los que imaginamos cuando hablamos de otros psicópatas: Ted Bundy, El arropiero, El carnicero de Milwaukee, y un largo etc..., pueden hacer la vida imposible a quienes les rodean. 

Es curioso como estas mentes psicópaticas se refugian en profesiones como médicos, financieros, funcionarios, periodistas y políticos, entre otras. De estas dos últimas se puede dar fe, simplemente asomándote a las redes sociales, o escuchando las intervenciones en plenos, asambleas o Congreso, reduciéndolo a España, o, yendo más lejos, escuchando a Putin o Trump.

La carencia de empatía, de remordimiento, el narcisismo , la capacidad de tomar decisiones rápidas y la búsqueda del reconocimiento social,  aunque sea, como se suele decir, "pisando cabezas", hace que estos psicópatas integrados, estos malvados elevados a la enésima potencia que conviven en nuestro día a día, sean extremadamente peligrosos, pues a todo lo demás se une su capacidad de manipulación.

Existen adultos psicópatas, pero también en edades anteriores. No hay más que acercarse a los numerosos casos que vemos de acoso, agresiones, bulling, en centros escolares, en círculos de amistades. En una época como la adolescencia la capacidad de estos jóvenes de atraer con sus "encantos" a otros puede ocasionar daños irreparables tanto físicos o psíquicos.

A  un/una psicópata no se la puede cambiar, pero si aprender a lidiar con ella. La clave es no dejarte manipular, establecer límites claros, buscar apoyo, si es necesario incluso en las autoridades y proteger tu bienestar emocional y físico. 

Se calcula que un 1% de la población en general son psicópatas, por lo que no es extraño que en algún momento nos crucemos con una persona de estas características.  Así que, lo mejor, es como nos dice el refrán : "al igual que el sol, cuanto más lejos mejor".

Sed felices.