domingo, 21 de septiembre de 2025

La "desbandá": recuperando la memoria

 

 

Seguro que muchos de vosotros conocéis el episodio del bombardeo de Guernika, uno de los más crueles de nuestra Guerra Civil y que de esa manera magistral quedó en el cuadro de Picasso para la posteridad.

Pero quizá no os suene a algunos otro episodio terrible de esa contienda, que pone de manifiesto la maldad humana entonces, cuyo reflejo lo vivimos día a día,  y que se conoce como La Desbandá. 

La Desbandá es el nombre que se da al éxodo masivo de civiles ocurrido en febrero de 1937, durante la Guerra Civil Española, cuando miles de personas huyeron de Málaga hacia Almería por la carretera costera, intentando escapar del avance de las tropas franquistas. 

En enero de 1937, las fuerzas franquistas, apoyadas por tropas italianas y la aviación alemana (la Legión Cóndor), lanzaron una ofensiva para tomar la ciudad de Málaga, que estaba en manos de la República. El 8 de febrero de 1937, ante la inminente caída de la ciudad, entre 100.000 y 150.000 personas, en su mayoría civiles (niños, mujeres, ancianos), comenzaron una huida desesperada a pie por la carretera de la costa hacia Almería (más de 200 km).  La columna de refugiados fue bombardeada y ametrallada desde el aire y el mar por la aviación franquista y alemana (Legión Cóndor) y buques de guerra como el crucero Baleares.Se estima que murieron entre 3.000 y 5.000 personas, aunque algunas fuentes elevan esta cifra.

Es considerado uno de los mayores crímenes contra la población civil durante la Guerra Civil Española. Muchos testigos y supervivientes relataron escenas de horror: niños muertos, cuerpos en las cunetas y familias enteras destrozadas. Durante décadas, La Desbandá fue silenciada o ignorada en la historia oficial. Hoy, gracias a la recuperación de la Memoria democrática, se reconoce la masacre.

¿Por qué, mis queridos lectores, traigo a colación este episodio que nunca debió silenciarse? Pues, simplemente, porque es explicativo de la actitud de los dirigentes populares. Baste el ejemplo del Martínez Almeida, alcalde de Madrid, que permitió que se volviera a nombrar una calle de la capital con el nombre de Crucero Baleares. Sí, ese mismo que disparaba a los civiles como si se trataran de dianas de feria y no de seres humanos.  

No nos puede extrañar sus actitudes frente al genocidio de Gaza. Son herederos de aquellos que justificaron un golpe de estado como Cruzada, y mantuvieron un régimen de terror durante cuatro décadas.

 

 Foto :Placa de la calle del Crucero Baleares, en Madrid. Víctor Sainz

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