jueves, 13 de abril de 2023

PICASSO, ARTE Y DENUNCIA

"No, la pintura no está hecha para decorar las habitaciones. Es un instrumento de guerra ofensivo y defensivo contra el enemigo". (Pablo Picasso)

 

Hace cincuenta años que Pablo Ruiz Picasso falleció, exactamente el 8 de abril de 1973. Las redes, los medios, se hacen eco de esta noticia. No es de extrañar, ya que estamos hablando de unos de los artistas con mayor proyección mundial.

Sería muy extenso hablar de la amplia obra del pintor malagueño, por lo que nos detendremos en el análisis del que es, sin duda, su cuadro más famoso, GUERNICA, un óleo 3,50 x 7,80 metros y que se encuentra en el  Museo Reina Sofía de Madrid. Famoso no solo por su autoría, sino por ser uno de los símbolos antibelicistas del siglo XX.

El 26 de abril de 1937, dentro de la operación Rugen llevada a cabo por la aviación alemana, tiene lugar el bombardeo de la ciudad de Guernica, población de un claro significado  histórico ya que era y es la sede de los fueros vascos. También era en ese momento el lugar en que se encontraban las tropas republicanas que se dirigían a preparar la defensa de la ciudad de Bilbao.

Fueron tres horas y media de bombardeos, de ensayo de los que se denominó la guerra totalitaria. El ataque se produjo en tres fases: en la primera se lanzaron bombas para alarmar la población; en la segunda explosivos y bombas incendiarias; en el periodo final fueron los aviones ligeros y las ametralladoras las que disparaban a los pobres desgraciados que querían huir.

No era la primera vez que se utilizaba este tipo de bombardeo en la guerra civil española, que se había iniciado en el verano de 1936. En ese mismo año lo sufrió Madrid. Un año después Barcelona y Alicante caerían bajo este "bombardeo de alfombra". El número de víctimas nunca ha sido un dato seguro. Hugh Thomas lo fija, de una manera ponderada, en torno a mil personas. El setenta por ciento de los edificios fueron derruidos. Milagrosamente ni la Casa de Juntas ni el Árbol fueron afectados.

 Entonces Guernica se convirtió en símbolo para la II República de la lucha contra el fascismo que encarnaba el sublevado Franco. Negrín, presidente del gobierno, le encarga a Pablo Picasso la realización de un cuadro que sirviera de homenaje, para colgarlo en la Exposición Internacional de París de 1937.

El 1 de  mayo de ese mismo año el pintor se pone manos a la obra, trabajando arduamente durante un mes.  De ese esfuerzo de inspiración  nacerá una de las obras más universales de la Historia del Arte, así, con mayúsculas.

Estamos ante un cuadro que no es narrativo sino simbólico, un estandarte de los horrores de la guerra. Su composición se lleva a cabo como un tríptico con una escena central y dos laterales. La disposición de las figuras en el lienzo se lleva a cabo a través de un trabajo de triangulación en la composición.
Picasso sitúa  seis figuras humanas y tres animales para que cada uno de ellos simbolice un elemento que aporte significado a la obra.

El toro, de cabeza blanca y cuerpo oscuro, fuerza bruta, el lado bestial del ser humano dentro de la tradición del minotauro. Madre con hijo muerto: representación fiel de la Pietá, habitual en el imaginario cristiano, para señalar el dolor de la maternidad por la pérdida. Algún autor ha querido ver una alegoría de la República. Guerrero muerto de cuya espada nace una flor: tal vez de lo más desgarrador puede nacer la esperanza; de la muerte nacer la vida. Bombilla: se ha querido ver un juego de bomba-bombilla, o una alegoría también de como la técnica puede ayudar al ser humano a avanzar, pero también le puede matar. Caballo: parece que simboliza la ciudad de Guernica en agonía ante la guerra, la nobleza; en relación con el toro, una simbólica suerte de varas. Mujer arrodillada o herida: en ella se ha querido ver a Dora Meer, amante del pintor en ese momento. ¿Una alegoría del desamor? Mujer del quinqué: ilumina la estacia con una vela y avanza en estado de shock. El rostro recuerda al de Theresa Walter en el cuadro de "Mujer con vaso". Podría simbolizar a la República. Casa en llamas: alegoría de como la guerra destruye la libertad. Mujer implorando: figura en espejo de "Los fusilamientos del 3 de mayo". Para algunos autores se trata de Olga Khoklova, esposa del pintor en ese momento.

El que se hayan relacionado algunas figuras con las mujeres que protagonizaban en ese momento la vida del pintor se debe a que algunos estudiosos piensan que Picasso utiliza esta obra para que, de una manera paralela, dar explicación también a su propia guerra sentimental

Tras la Exposición Universal y varios periplos el cuadro queda instalado en el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York a instancias del pintor que desconfiaba de su uso por la dictadura de Franco. En 1981 vuelve a España, al Casón del Buen Retiro en primera instancia hasta que queda colgado en su ubicación actual: el museo Reina Sofía de Madrid.

Una visita imprescindible siempre, y más aún en estos días.

 

 

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