Descargó la
tarjeta de memoria con las fotografías de sus vacaciones. Numerosas imágenes se
agolpaban mostrando instantes, compañías y paisajes.
En una de ellas, de
rodillas en la orilla del mar, se veía a
sí misma sonriente, con su bikini añil y negro y la melena al viento. A su derecha, un hombre
maduro, de un rubio casi blanco, que también sonreía, había entrado en el encuadre.
A miles de
kilómetros, en su casa de Estocolmo, Hans Gustafsson, mientra repasaba las instantáneas tomadas en sus vacaciones en España, se preguntaba quién sería
esa mujer morena, de bikini azul y negro, que, arrodillada en la arena,
aparecía en una de sus fotografías.
Sed felices
Sed felices
Como siempre, la vida está hecha de simetrías. Además, la última frase del segundo párrafo puede dar pie a otro final. Como el personaje "había entrado" el relato podría terminar con sus familiares y amigos preguntándose dónde está desde aquel ya lejano día que lo vieron en la playa.
ResponderEliminarMuy bien, de todos modos.