miércoles, 26 de febrero de 2014

Los genios mueren, los mediocres gobiernan

Hoy se me acumulan las sensaciones, muchas de ellas contradictorias.

Rompiendo mi costumbre de no asomarme a la actualidad temprano, hoy he caído en la tentacion de hacerlo, sobre todo por tomar el pulso y comprobar como los medios de comunicación, sobre todo "ciertos" medios siguen siendo la voz de su amo a la hora de calificar ese evento, que más es un circo, al que llamamos el Debate del estado de la Nación. Tremendo....

Sinceramente, desde lo más profundo de mis entretelas, Rajoy saca lo peor de mi . Nada tiene que ver la ideología, aunque no comulgue con ella, sino la catadura moral. Defender lo que ayer defendió en la tribuna, echando balones fuera después de haber llevado este país, antes España, al borde del precipicio es la muestra de una falta de sentido de estado absoluta y, sobre todo, de respeto a una ciudadanía que ve y oye estupefacta como hemos "doblado el cabo de Hornos"... Imagino que lo siguiente que nos espera  es acabar como los "últimos de Filipinas", por seguir con la Historia y la Geografía.

Mientras, en el banco azul, sus adláteres  escuchan agradecidos a semejante personaje apoyar su gestión al frente de los distintos ministerios. Y, sí, digo personaje, porque el presidente del gobierno a pasado de persona a caricatura, como esos cartoons animados, en los que la voz y los ademanes están al servicio del esperpento. La ley del aborto, el copago sanitario , la reforma laboral, la política de inmigración, la subida de impuestos, el rescate de los bancos, el aumento del paro hasta seis millones de personas, el recorte en Educación, se encuentran sentados con nombres y apellidos en ese banco azul que jalea y aplaude como monitos de feria los delirios de su jefe: Sainz de Santamaría, Gallardón, Fernández Díaz, Montoro, Wert, Mato, Bañez...

En fin, que hoy el café, a pesar de la sacarina, me ha sabido muy amargo. Después, me entero de la muerte de Paco de Lucía...

Mal día: los genios se van y los mediocres gobiernan...

Sed felices.

PD: Y la Virgen del Amor condecorada con la medalla deal mérito policial... Lo dicho: un esperpento.

domingo, 23 de febrero de 2014

Un cuento con final feliz....



El  teléfono la sobresaltó. Últimamente siempre la asustaba. Seguramente era porque tenía los nervios de punta. Habían sido unos meses muy duros por  los exámenes finales. Incluso su familia la había regañado por su celo y su empeño, que se encarnaban en los varios quilos que había adelgazado.  Pero qué le iba a hacer. Ella era así, competitiva, con un gran amor propio que la impulsaba constantemente a superarse.
Con prisa, respondió. Escuchó su nombre y luego una retahíla de palabras de las que entendió sólo algunas de ellas, las más importantes. Y aunque lo había esperado, la tardanza en notificárselo había hecho que casi desestimara esa opción.
Se despidió cortésmente dando las gracias y colgó. El espejo del recibidor le devolvió su imagen. El pelo corto, casi de chico enmarcaba su rostro y las gafas que, coquetamente solo utilizaba para estudiar, se le habían ido resbalando a la punta de su nariz menuda.
Intentó asimilar la noticia…. Era el final de un proceso, de meses, en los que a pesar de todo tuvo claro que lo conseguiría.
Por eso, cuando dos días después, en el acto de final de curso de Bachillerato, el director del colegio pronunció su nombre como premio extraordinario,  su corazón palpitaba como un loco. Seguramente todos creerían era el resultado de la emoción por el premio conseguido, pero ella sabía que no, que no solo era eso.
Recogió el diploma y se colocó a la derecha del estrado, seria, con su falda gris y su jersey azul marino,  que dejaba asomar el cuello blanco de su blusa. Y allí volvió a escuchar otro nombre también premiado por sus excelentes resultados académicos. Le vio acercarse con paso seguro, un tanto displicente como era él, y una vez que recogió su diploma fue a situarse a su lado. Sus miradas se cruzaron y ella, inconscientemente alargó su mano, que el cogió con fuerza., quizá un segundo más de lo indicado.
El salón de actos rompió a aplaudir y las lágrimas se le saltaron. Lágrimas de alegría, de recompensa por tantos días, por tantas noches de estudio y sacrificio que al final le habían reportado el mejor galardón. Poder compartir con él, el alumno más brillante del centro,  uno de los momentos más importantes de sus vidas. Era el resultado de la promesa que se había hecho a si misma cuando le vio, el primer día de curso,  dos años atrás, a la puerta del aula,  y le sonrío: conseguiría que se fijara en ella, costara lo que costara…
Y jamás cejaba en su empeño
Años después, cuando su propio hijo era alumno también del mismo colegio, le señaló la fotografía de aquel extraordinario momento, que enmarcada junto con otras, adornaba el hall del edificio y preguntando:
-         ¿Quiénes son?
El niño, marcando con su dedito contestó:
-         Papá…. y mamá….

Sed felices.

domingo, 16 de febrero de 2014

Que me saquen un ojo...!

Odio la mezquindad.

Me parece una mezcla repulsiva de envidia y mediocridad que da como resultado poner  palos en las ruedas, constantemente, a cualquier acción que se intenta iniciar.

A veces me parece increíble la incapacidad de algunas personas para  percibir en los actos de otros la voluntad de hacer cosas positivas, teniendo como único interés machacar de una manera destructiva, sin dejar ni un atisbo a las sugerencias constructivas.

 Para estas personas es duro entender que alguien actúe sólo por convicciones y principios, sin esperar nada a cambio, y son capaces de no extender una mano aunque sea sólo para no ahogarse.

En mi vida me he encontrado, por desgracia, bastantes veces con personas así, y es agotador tener que nadar con ellas contra corriente. Son exactamente como aquel del chiste que para perjudicar a su enemigo,  al que el rey le había prometido darle el doble que a él , pidió que le sacaran un ojo...

Una pena. Porque como antes he comentado no dejan que se avance: son siempre como un lastre imposible. No obstante, yo soy un hueso duro de roer, incluso para estos especímenes. Con ellos aplico el principio de "ladran, luego cabalgamos"... Y sigo caminando.

Sed felices.

domingo, 9 de febrero de 2014

Malos tiempos para las princesas...

Malos tiempos para las princesas. Ya no exhiben su encanto en carrozas de la mano de sus príncipes azules, mientras el pueblo las aclama deslumbrados por su belleza.

Para algunas se acabaron los bailes y los zapatos de cristal. ¡Quién las hubiera dicho que serían protagonistas no de relatos sino de sumarios judiciales!

Y aunque sigan creyendo ser heroínas de  historias de  amor, no son conscientes de que este sentimiento
 ya no es tan poderoso como antaño, cuando movía montañas, mataba dragones y era capaz de despertar con un beso. Ahora el pueblo llano está hasta los mismísimos de escuchar cuentos. Cuentos que les siguen narrando situaciones que escapan de la mayor de las fantasías y que les prometen finales felices y platos llenos de perdices, cuando no tienen ni para un chusco de pan.

Es verdad que, tal vez, vivir durante un  tiempo en el País de las Maravillas ha hecho creer a algunos que todos andábamos en una especie de  ensueño del que no despertaríamos jamás, pero no ha sido así. No sólo tuvimos que espabilarnos, sino que, desde hace tiempo, pocos pueden conciliar el sueño agobiado por las facturas, los deshaucios y el paro.

Sí, malos tiempos para las princesas: han pasado del papel couché a las páginas de sucesos de los periódicos. Y , estoy segura,  no entienden lo que pasa. Ellas son princesas, hijas de reyes. Educadas para ser maravillosas y lucir entre sedas y oropeles, y sobre todo, sonreír, siempre: da igual que sea un desfile de Dior o la puerta de unos juzgados. Y nunca, nunca, parecer que se estaba enterada  de nada. Al fin y al cabo, entre las tareas de las princesas no está la de parecer inteligentes.


Sed felices.


martes, 4 de febrero de 2014

La nueva Edad Media

Existen sin lugar a dudas varias dimensiones. En una nos movemos las personas normales y corrientes que nos enfrentamos en el día a día a situaciones tan emocionantes como  es sobrevivir con cuatrocientos euros al mes o trabajar en una hamburguesería a pesar de hablar tres idiomas y contar con dos masters.

En la otra, con mucho más glamour y luminosidad, la clase dirigente, los banqueros, los Ibex 35 y todos aquellos cuya vida es lo más parecido a un anuncio de los mundos de Yupi.

Y digo esto porque cada vez estoy más alucinada. Oír las declaraciones de unos y otros se ha convertido, por lo menos para mi, como contemplar el mundo en un espejo del callejón del Gato. Es imposible apreciar la realidad más distorsionada.

No obstante,  esta realidad es tozuda y hoy, nuevamente, nos dice que ha aumentado el número de desempleados. Negro dato después de haber tirado los cohetes de que nos estamos recuperando económicamente.

Por eso hablo de las distintas dimensiones: en la suya, en la de este gobierno de incapaces y caras duras, la recuperación económica es un hecho. En la nuestra, en la de los curritos de a pie, que todos los días tenemos que luchar con el panorama de tener menos- menos dinero, menos derechos, menos trabajo, menos ilusión- pintan bastos y  la cuesta se hace cada vez más empinada.

 Claro, que eso no es nuevo. En la Historia podemos encontrar ejemplos parecidos o casi similares, que creíamos superados. Se llamaban sociedades estamentales. Entonces esas clases privilegiadas se refugiaban en sus castillos, con unas murallas que le permitían aislarse de los vasallos, de los siervos. Hoy se refugian en los Parlamentos, Ministerios, consejos de Administración o FMI. Pero exigen lo mismo: la sangre, el sudor y las lágrimas de la  cansada y desilusionada  ciudadanía para sostener un feudalismo disfrazado de democracia.


Dos dimensiones que tienen todas las bazas para acabar coincidiendo en una nueva Edad Media.

Sed felices.