lunes, 31 de diciembre de 2012

De Nochevieja y rituales.

Rituales.....
Las uvas peladas en los platos, abiertas, con los pipos quitados, por aquello de no atragantarse.
Los restos de la cena retirados, dejando la mesa, vestida con un mantel de muérdago y flores de pascua, solamente con dos bandejas de dulces navideños.
La televisión encendida en La 1, como manda la tradición, a pesar de que las campanadas siempre son desde el mismo lugar, desde esa torre del reloj de la Puerta del Sol madrileña, bajo el que se pasa tantas veces al año, sin fijarnos apenas,  y que esta noche es el protagonista absoluto.
Las palabras de rigor: " ¡cuidado, que lo primero que suenan son los cuartos!".
Las botellas de cava y sidra esperando ser descorchadas, en ese brindis primigenio de un año que se estrena.
Primera campanada..... Como autómatas, se van introduciendo con mayor o menor pericia, intentando llevar el compás, las uvas de la suerte....
Y doce....
Se sueltan los cucuruchos encima de la mesa, y se lleva a cabo el penúltimo ritual de besos y abrazos y feliz año, mientras algunos no pueden evitar que se escape alguna lágrima recordando las ausencias.
Las copas chocan, y se desea  que este año, del que apenas han transcurrido unos minutos, venga con más dicha que el anterior.
Se han cumplido todos los rituales, como así ha de ser, en un afán de conjurar a la  Suerte.
Y el día primero de enero amanecerá , contemplando los restos de esa ceremonia, transformada en serpentinas y confetis pisados por el suelo, en restos de turrón y polvorones,  y, para algunos, en una fenomenal resaca.

¡¡Feliz Año Nuevo!!

sábado, 29 de diciembre de 2012

Tal día hizo un año.

Lo bueno de escribir un blog, entre otras muchas cosas, es que funciona como un diario, en el que puedes ver como han ido evolucionando los acontecimientos y buscar situaciones anteriores. Por eso hoy, 29 de diciembre, he querido leer lo que escribí hace justo un año, el mismo día, pero en 2011. La entrada entonces se llamaba Complicación tranquila, como referencia a ese continuo estado en el que me muevo de montaña rusa, totalmente asumido ya por mi, pues son ya muchos los años que me conozco y en los que he aprendido a vivir con esa parte de mi misma que adora la sensación de mantener el equilibrio, mientras sostiene varias pelotas en el aire.
Acaba el 2012, que todo hay que decirlo, tampoco ha sido como para tirar cohetes aunque,en lo que a mi se refiere, sí ha colocado algunas cosas en su sitio, a pesar de que mentiene varias incógnitas.
Ante mi se abre otro año que tiene que asumir por subrogación aquellas cosas que este año viejo, en el que por cierto, no se acabó el mundo, deja como flecos.
Eso sí, los mismos propósitos del año pasado y de éste los quiero mantener para el venidero. Ocuparme de aquello en lo que puedo tener capacidad de resolución, tener salud, intentar ser lo más feliz posible, sabiendo que mi felicidad nace de la coherencia de mis actuaciones con mis sentimientos, trabajar para tener lo necesario que me satisfaga no más allá de esa felicidad que busco y sobre todo, cultivar la amistad y el cariño de aquellos que realmente sé que me quieren.
En fin, creo que no son  malos propósitos para afrontar este 2013 que, a poquito que se esfuerce, mejorará con creces el año que despedimos.

Y hoy, como siempre, mi deseo más sincero: sed felices.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Ilógica femenina

¿Existe una ilógica femenina? ¿Nos conducen a las mujeres unos comportamientos fuera de lo racional, en los que no seguimos aquello que sería lo coherente?
Hace tiempo leí un libro muy entretenido, titulado "Por qué los hombres no escuchan ni las mujeres saben leer un mapa", en el que se concluía que, efectivamente, nuestros parámetros físicos y mentales eran bastante distintos, por lo que las capacidades se medían de distinta manera. Desde una mayor o menor visión en perspectiva o circular hasta la capacidad verbal o lógica.
Claro, que eso no es absoluto, pues hay hombres que participan de  cualidades que son más femeninas y mujeres que, como yo, gozamos de una maravillosa orientación y leemos un mapa como si fuéramos el mejor explorador. Pero sí es verdad que en otras cosas la diferencia es importante, como ya he tenido ocasión de comentar en otros artículos, aunque en absoluto estoy de acuerdo en que nuestra lógica sea ilógica, simplemente responde a una categorización distinta de lo que importa o no.
Siempre  he dicho que la mente masculina, en general y salvando las excepciones,  prefiere el qué al por qué, el hecho a la causa. Por ejemplo:

- Mujer, no estés enfadada: postura masculina.

¿Qué esperamos oír nosotras?

- Cariño, ¿por qué estás enfadada?

Claro, que esa segunda opción es, para un hombre, la posibilidad de abrir la caja de los truenos, es decir de entrar en una discuaión que para nada, y menos si está esperando que empiece un partido o leyendo el periódico, desea. Por ello prefiere zanjar la cuestión con una frase que, en su opinión, da a entender que es consciente de la situación, pero que no va a entrar a mayores.
Y así  habría bastantes más ejemplos que, seguro, a todas se nos vienen a la cabeza.
Por ello no estoy en absoluto de acuerdo en que haya una falta de lógica en nuestro razonamineto femenino, sino que hay una que quiere ahondar en las causas y no quedarse en el simple "pues yo no lo veo así".
Porque seamos sinceros, más falta de lógica que hay en:

- (Ella) ¿Me quieres?
- (Él) Claro.
- ¿Por qué?
- Mujer, porque sí....

¿Nos suena?

Sed felices.

martes, 25 de diciembre de 2012

Navidad sin fantasmas.

Aunque dieron las doce, no hubo fantasmas de las Navidades pasadas, ni de las presentes, ni tan siquiera de las futuras.Aunque tampoco los esperaba.
Sabía que los fantasmas solo se presentan cuando hay cuentas pendientes y ella nunca las tuvo con la Navidad.

Siempre se sintió feliz en estas fechas. De niña, eran días de risas y alegría, de vacaciones, de panderetas y villancicos, del Nacimiento puesto en el salón, en el cual las ovejas a veces eran más grandes que los pastores, y en el que el castillo de Herodes, ese rey tan malvado que mataba a los niños, coronaba toda la composición.

Los días transcurrían entre visitas a la familia, representaciones de circo y películas del Walt Disney, a la espera del gran día, el día de Reyes, la mañana más luminosa de todo el año.

Cuando fue ya una mujer y vinieron sus hijos, les inculcó esa misma ilusión, y en su salón volvió a aparecer el árbol y el Nacimiento,  y la mañana del 6 de enero volvió a iluminarse con la sonrisa y los ojos admirados de sus niños.

Y el tiempo fue pasando, y en algunos años  ya empezaron a aparecer huecos en la mesa de Nochebuena, huecos de ausencia y de cariño que para nada  mermaron la alegría y la ilusión por celebrar lo mejor posible esas reuniones familiares, que a su vez se convertían en homenaje para aquellos que ya no estaban.

Le era difícil hacer entender a los que odiaban estas Fiestas, porque su gusto por ellas no emanaba de una creencia religiosa, ni tampoco por edulcorar la realidad,  sino de la propia esencia de saber que todo ser humano necesita de referencias en donde situar la felicidad y que, no cabe duda, ese espíritu reina esos días.

Porque, al final, todo se trata de eso, de buscar cómo y cuándo se puede ser feliz. Y la felicidad, siempre, conjura a los fantasmas.

Sed felices y Feliz navidad.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Contraseñas

- Marque el número del pin, por favor.
Y la dependiente nos coloca  la TPV delante para que nosotros teceleemos el número que nos va a permitir pagar con tarjeta.
También cuando vamos al cajero, nos indica la pantalla que escribamos el número secreto, al igual que para desbloquear el móvil, acceder al correo electrónico, entrar en Facebook.
En todas estas acciones hay que picar unos números o unas letras que, como el Abracadabra del cuento, nos permite el acceso.

A veces pienso que los seres humanos también estamos programados con contraseñas y, en ocasiones, me encuentro con que necesitaría saber cuáles son las palabra o los números acertados para poder comunicarme con ciertas personas, cuyo hermetismo hace que sus pensamientos se oculten bajo siete candados.

Y mira que doy vueltas, digo, hablo, comento.... Pero nada. En la frente de mi interlocutor parece que está escrito: ¿Ha olvidado su contraseña? Y lo que es peor, al igual que una cuenta de cualquier red social o del propio teléfono, la insistencia en acceder a las ideas o pensamientos lo único que provoca es un bloqueo que ni con el número PUN -por cierto, que nombre tan gracioso- consigo desbloquearlo.

En fin, que en este mundo en el que todos nos movemos con esas cadenas alfanuméricas no sería desacertado que, cuando nos presenten a alguién, además de su nombre  nos diga cuál es su contraseña de acceso, más que nada por ahorrarnos intentos fallidos que llegan al agotamiento y, también,  porque hablando se entiende la gente.

Sed felices.

jueves, 20 de diciembre de 2012

La nota : un cuento para el día del Fin del Mundo.

Había terminado de escribir la nota.
Depositó con cuidado el bolígrafo en la bandejita de plata que estaba junto al teclado del ordenador y tomó el folio, color crudo, de textura gruesa y con  membrete de su nombre entre los dedos y se dispuso a leer las palabras que habían ido fluyendo, como un río, dejando la superficie virgen, en un principio, repleta de la palabras manuscritas.

Miró el reloj de pulsera: eran las doce menos cuarto de la noche.
Se levantó, cogió un sobre de una vieja caja de madera pintada y con su letra de fina caligrafía escribió unas palabras.
Encima de la mesa, también junto al teclado, había un bote de cápsulas, que fue a coger, arrepintiéndose después de su acción.
Las doce menos diez.
Miró por la ventana. La calle estaba en silencio. Sentía, a pesar de que la calefacción estaba a tope, un frío extraño que la hacía temblar. También sus ojos estaban llenos de lágrimas.
Las doce menos cinco.
Sobre el sofá, un periódico abierto y un títular dramático: "Hoy, día 21, el Fin".
Sí, el fin. Llevába días y días pensando en este momento.
Las doce menos tres minutos.
No esperaría más.
Se dirigió otra vez a la mesa y cogió el medicamento. Lo abrió quedándose en suspenso mientras su vista se enganchaba otra vez en el reloj.
Las doce del veintiuno de diciembre de 2012.
Abrió el bote y volcó las pastillas en la mano....
Cogió dos y se las tragó de un golpe.
¡ Maldita gripe! Precisamente hoy, que tenía la Fiesta  del Fin del Mundo en la oficina. Llevaba ya seis comprimidos y como si nada. Seguro que tenía fiebre.
Cogió el sobre,  se dirigió a la cocina en donde lo sujetó a la nevera con un imán. Escrito en él  se podía leer:
"Te dejo dentro la lista de la compra. Son las doce y me voy a la cama. Mañana no me despiertes".
Eran las doce y cuarto.Entre estornudos, lagrimeos y mala leche se acostó, sin darse cuenta de que había pasado la medianoche y el mundo no se había acabado.

Sed felices.

La conferencia: un cuento antes del fin del mundo.

 Esta  entrada del blog es algo especial. Se ha hecho un grupo en Facebook y a traves de él un número de "cuentistas" hemos quedado emplazados a  poner un cuento en nuestras bitácoras un hora antes de que entremos en el famoso 21-12-2012.  Yo dejo este. Espero que  os guste.

 El paso de la calle al atrio del colegio mayor la hizo cerrar los ojos.  A Sara le costaba fijar la vista tras haber recorrido el largo trecho existente desde donde había aparcado el coche hasta el lugar en  se celebraría  la conferencia, bajo el sol abrasador de aquel junio madrileño.
Y a pesar de su liviano vestido de lino color café, que se sostenía con unos breves tirantes y más dejaba ver que cubría, no podía evitar sentir el calor. Menos mal que el aire acondicionado pronto volvería la temperatura de su cuerpo a los grados habituales.
Se quedó mirando el cartel anunciador de  la conferencia: “La rehidroxilación como método de datación en la cerámica antigua”, por el doctor César Montalvo.
Montalvo era una de las eminencias en datación de cerámica prehistórica y un avanzado en la utilización de los hidrófilos, en vez del carbono 14. A ella le habían encargado escribir un artículo sobre este método y por ello se encontraba allí, en esa tarde de verano.
Faltaba un cuarto de hora para que diera comienzo, aunque a pesar de ello no había mucho público. Sara comprendía que no era un tema para que se pegaran por asistir, a no ser que fueran como ella, especialista en la cerámica de la edad de bronce.
Suspiró aliviada al comprobar que el calor se iba evaporando y su piel empezaba a refrescarse. Se sentó, tirando sin mucho éxito del vestido hacia abajo, con la intención de que no quedarán demasiado al descubierto sus piernas. Y en estas estaba cuando le vio .Apoyado displicentemente en una columna,  con el pelo ondulado,  pantalón caqui y camisa blanca que resaltaba su bronceado. Sus ojos se quedaron fijos en él hasta que, como si sus pupilas le hubieran llamado, levantó la mirada y la observó a su vez.
Rápidamente bajó los ojos avergonzada de no se sabe qué. Se levantó deprisa y entró en la sala de conferencias, tomando asiento en la segunda fila, hacia el centro. Dejó su bolso en la silla a su derecha y comenzó a leer el programa de mano, hasta que una voz la interrumpió:
-    ¿Está ocupada?
Levantó la vista un tanto sobresaltada, comprobando que era el mismo hombre de la entrada.
-    No, no, lo siento- dijo Sara, balbuceando, mientras quitaba el bolso y se lo ponía en su regazo.
-    Gracias- contestó el desconocido, con una voz tenue, acompañando con una sonrisa su respuesta.
La sala se iba medio llenando, y   cinco minutos  después empezó la conferencia.
Se dio paso a los saludos y agradecimientos de rigor y el ponente comenzó su exposición, solicitando que se apagaran las luces. La  pantalla se iluminó y en grandes letras Sara pudo leer: “La rehidroxilación como método de datación en la cerámica antigua.” Bien- pensó- voy a concentrarme en la charla, que es a lo que he venido -mientras contemplaba una imagen de cerámica campaniforme del yacimiento de los Millares.
El conferenciante inició su charla, exponiendo las ventajas de su sistema.
– “… Este proceso ocurre de manera natural durante los periodos de calentamiento y enfriamiento veloces en la que moléculas de agua se incrustan entre los enlaces de ciertos compuestos, reformándose en grupos hidroxilos. Tiene especial importancia como forma de datación de elementos especialmente en la cerámica y alfarería prehistóricos”- Para a continuación exponer datos, cifras y porcentajes.
  Sara intentaba centrar su atención en ellos, a pesar de que no podía evitar mirar a su compañero de reojo. Cogió aire y al mismo tiempo percibió su aroma, suave, penetrante y masculino, que la empezó a  envolver y, sin saber por que, aceleró sus pulsaciones.
Su vista se fijó en un ánfora romana que ocupaba toda la pantalla, pero su mente volaba encalbalgada en ese olor que emanaba del hombre que tenía a su derecha.
Se removió intranquila, y al ir a colocarse nuevamente el vestido, rozó su mano.
-    Perdón- murmuró.
El se volvió hacia ella y la dirigió otra sonrisa acompañada de un leve movimiento de cabeza. Ella comprobó lo atractivo que era.
-    No hay de qué- respondió con un susurro.
El contacto de esa mano despertó en Sara una emoción inexplicable y el deseo de conocer su tacto. Esto hizo que se removiera un tanto nerviosa en su asiento, haciendo un verdadero esfuerzo por seguir el contenido de la conferencia.
- “La idea de la datación de cerámicas por rehidroxilación se desarrolló a partir de un problema conocido en la arquitectura , la cinética de expansión.- explicaba Montalvo, ilustrando con unas imágenes de un yacimiento arqueológico-  Las moléculas de arcilla tienen sitios en su configuración que naturalmente reaccionan con el agua, añadiendo así grupos hidroxilos que fueron removidos durante la producción de la pieza. Cuando la arcilla pasa por el fuego usado para hacer una olla o un ladrillo, se expulsan los grupos hidroxilos”- Y en la pantalla apareció una fórmula química, que Sara intentó relacionar con los retazos que había pretendido escuchar, abrumada por las sensaciones que sentía al notar la presencia del desconocido a su derecha: su olor, el calor que irradiaba y la silueta de su perfil recortada por luz proveniente de la pantalla de proyección  la envolvían y atraían sin remedio.
Con un sobresalto, sin saber al principio si era su pensamiento o la realidad, notó en verdad la presión de unos dedos en su pierna, que muy lentamente ascendían, milímetro a milímetro. A Sara se le cortó la respiración, sin saber que hacer. Se encontraba paralizada, mientras que esa mano seguía su ascensión, girando levemente su camino hacia la cara interna del muslo, en donde se detuvo. Si atreverse apenas a mirarle de reojo, vio que el hombre seguía con aparente atención la marcha de la conferencia. ¿Qué hacer? ¿Si se movía provocaría la huída? Notaba las mejillas ardiendo y  la respiración se le estaba acelerando. Cogió aire, y como si esa acción fuera la señal, la mano se puso otra vez en movimiento, algo más rápida, llegando hasta el pliegue de su pierna con el vientre. Ahí se volvió a detener, para que acto seguido, y esta vez con el dedo índice acariciara muy suave y lentamente el límite de su sexo. Sara notaba como su vientre se tensaba mientras que con su mano izquierda se aferraba al borde del asiento, intentando sujetar los gemidos que nacían de su interior. La mano empezó a descender, otra vez lenta e inexorablemente, pero con una suavidad que la estaba haciendo enloquecer. En un acto reflejo, cerró las piernas, dejando los dedos entre sus muslos, que ahora notaba empapados de sudor, mientras que  todo su cuerpo se convulsionó en  uno de los clímax más increíbles que jamás había gozado.
Y como si el universo hubiera entrado en colisión, los aplausos rompieron el silencio,  la mano se retiró presurosa y las luces se encendieron.
Sara, intentando recuperar  el  hálito, se giró a su derecha,  queriendo ver al hombre, pero solo distinguió su espalda, que se perdió entre el público.
-    ¿Se encuentra usted bien?-  escuchó a alguien preguntar.
-    ¿Eh? Si, si, perfectamente-contestó a una amable señora entrada en años que la intentaba abanicar.
-    Es que está muy sofocada, querida... Estos calores son terribles, ¿verdad?
-    Si,  – balbuceó Sara- sí, lo son. Gracias.
Todavía temblorosa, y con la respiración entrecortada, recogió su bolso, se levantó estirándose el vestido y salió lentamente de sala, dándose cuenta de que no había escuchado nada de la conferencia…

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Sanidad pública sí, gracias

El 23 de agosto de 1993 mi madre sufrió un grave accidente que la mantuvo en coma durante veintiocho días. Todo un equipo de intensivistas, neurólogos, Ats, celadores y demás personal se pusieron en marcha para llevar a cabo una preciosa tarea: salvar su la vida.
Tenía un traumatismo craneo encefálico grave, que le produjo un edema que fue necesario reducir. También la intubación prolongada obligó a realizarle una traqueotomía. Asimismo, dadas sus graves lesiones, el riesgo de muerte por infección múltiple tuvo que atajarse mediante un tratamiento, entonces experimental, del que era pionero el hospital en el que estaba ingresada, junto con uno de Munich y otro de Londres.
Cuando salió del coma y la subieron a planta, entró en otra fase del tramiento, en principio poco esperanzador pero que, gracias al empeño de los doctores, el cuerpo de enfermería y de la naturaleza de mi madre, fue teniendo efecto.
El  4 de noviembre de 1993 mi madre salía andando del hospital.
En esos tres meses pude comprobar la profesionalidad y entrega de nuestros médicos, de nuestro personal sanitario. Mi madre volvió a nacer.
El hospital era un hospital público, el Gregorio Marañón.
Y como yo, seguro que hay cientos que pueden contar sus experiencias en la Sanidad pública, que ha sido siempre nuestro orgullo.
Hoy mi corazón se encoge. Veo compañeros encerrados defendiendo el derecho que tenemos todos a nuestra salud y, sinceramente, no lo entiendo.
Valgan estas humilde palabras hoy como apoyo a todos lo que luchan por defender algo que, sin lugar a dudas, se defiende solo.
En mi nombre y en el de mi madre, gracias a la Sanidad Pública.

Sed felices.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Desconciertos

Cuando quien dice ser tu amigo no entiende tu libertad.

Cuando aquel que valora sus acciones dice que las tuyas son fruto del azar.

Cuando alguien dice ser justo con una sola vara de medir: la suya.

Cuando alguien habla con palabras que esconden otras palabras que teme pronunciar.

Cuando se critica en el otro aquello que en si mismo no se cumple.

Cuando se quiere ser el centro del mundo aunque el mundo no lo sepa.

Cuando un mal jinete, al que le tiran todos los caballos, le echa la culpa a los caballos.

Cuando en nombre de la amistad se ha izado la bandera de la obligación.

Cuando se han pedido respuestas y solo se han  encontrado evasivas.

Cuando el pensamiento no tiene lugar para el sentimiento.

Cuando el que dice quererte te hace llorar.....

Sed felices.





sábado, 15 de diciembre de 2012

Tango

Hay una vieja película argentina de los años treinta que se titula La vida es un tango. Debo de confesar que no la he visto, pero ya por el título me supongo que el argumento será tan dramático como suelen ser este tipo de música. Pero hoy no voy a hablar de amores desgarrados ni de pisitos a media luz, sino quiero hacer una metáfora con el tango, pero bailado.
Mi padre, que fue un gran bailarín, me enseñó a bailarlo, o mejor dicho a medio bailarlo, pues tengo que reconocer la gran dificultad que tienen los trenzados, giros y pasos de este baile, en los que la sincronización de la pareja tiene que ser milimétrica. De no ser así, pisotones y tropezones convierten en una parodia deslucida este maravilloso baile. Los tiempos son fundamentales, ni antes ni después debe darse ese avance o ese retroceso, en el que la proximidad de los cuerpos hace que sean casi las vibraciones de los músculos al compás de la música lo que lleve el ritmo.
Pues bien, en la vida cotidiana mucha veces nos pasa lo mismo. Podemos ser grandes bailarines, pero si no somos capaces de sincronizarnos con aquel con quien nos ha tocado bailar, es muy difícil salir bien parado del trance.
Como he dicho, el "tempo" es el que nos va a marcar. No vale ir por delante ni vale quedarse una nota más atrás. No vale pisar y decir lo siento. El tango ya ha quedado deslucido y sin compás..

Sed felices.

jueves, 13 de diciembre de 2012

El portero del prostíbulo: ante la adversidad, oportunidad.





Hay un cuento recogido por Jorge Bucay que tiene por nombre El Portero del Prostíbulo. Es una magnifica parábola acerca de lo que significa afrontar la realidad con decisión y saber que ante la adversidad no hay mejor reacción que la de querer avanzar, incluso cuando las circunstancias pueden ser las peores.
En este cuento, que recomiendo lean[1], nos cuentan como un hombre, un pobre hombre es capaz de convertir la adversidad en oportunidad.
En una sociedad como la actual, en la que nuestros objetivos se han basado en el tener, y en el que cualquier dificultad que se nos presenta, nos provoca pánico, el cuento de Jorge Bucay abre una nueva perspectiva.
¿Por qué ante las mismas circunstancias, unos triunfan y otros no? ¿Por qué teniendo algunas personas lo que llamaríamos condiciones que preconizarían un futuro negro, al cabo del tiempo resultan ser los triunfadores? Todos tenemos en la mente personajes de las más variadas actividades humanas cuyos principios no auguraban lo que llegaron a ser…Personas que fracasaron en el colegio en áreas en las que luego llegaron a obtener el máximo reconocimiento, personas que se vieron obligadas a dejar los estudios a muy temprana edad, y que años más tarde triunfan en los negocios.
¿Qué hay de común en todas ellas? En que se ocuparon más en ser que en tener. Eran pintores, poetas, físicos o emprendedores, no poseedores de coches, chalets o apartamentos en la playa. Y a pesar de que en un principio la sociedad, a través de arquetipos establecidos seculares, les juzgó como “fracasos”, posteriormente se tuvo que plegar a su éxito.
Las adversidades, las crisis son incómodas, no cabe duda, pero no tienen que resultar nefastas. Los orientales escriben crisis con dos ideogramas: peligro y oportunidad. Pero este peligro es precaución, no huida. Y de la precaución  debe nacer de la reflexión, y de esa reflexión surgirá a su vez aprovechar aquella oportunidad que se nos presenta y que de haber sido otra la circunstancia, nunca, nunca, hubiéramos conocido.
Estos tiempos nos empujan al cambio. Seguramente  todos y todas estemos tan acomodados (que no satisfechos) que no nos planteamos modificar un ápice nuestras vidas. Y cuando realmente nos vemos empujados a ese cambio obligatoriamente, como puede ser un despido del trabajo, nos perdemos. Y quizás era un trabajo que no nos satisfacía y que nos obligaba cada día a levantarnos con desgana, a estar durante ocho horas esperando volver a casa para otra vez empezar…Es decir un trabajo que nos permitía tener pero no ser.
Empecemos a pensar en que estos cambios, que en principio pueden ser adversidades, se conviertan en oportunidades. Oportunidades que otros fueron capaces de aprovechar y que hoy en día se sienten orgullosos de lo que son, no de lo que tienen.

Sed felices.






lunes, 10 de diciembre de 2012

Con-vivencia

Soltó el bolso encima de la cama, y se sentó en el borde con un suspiro. Se quitó los zapatos de tacón, negros como las medias, como la falda. Últimamente gustaba de vestirse con prendas de ese color o de no color, que nunca supo definirlo. Movió despacio los dedos de los pies, un tanto entumecidos por el frío, aunque no tanto como su cabeza, después de la reunión que había tenido y de la que no había salido contenta.
En fin, pensó  a lo Escarlata O´Hara, mañana será otro día.  Se envolvió en el albornoz, se sujetó con una pinza la melena y se fue a la cocina a prepararse algo de comer.
Lo que vió la dejó sin aliento. Diseminado por el suelo aparecían  restos orgánicos, hechos trozos y que pringaban el suelo de vestigios de carne, grasa y algo de sangre.
Al lado trozos de cristal, que se mezclaban con los pingajos en un macabro batiburrillo.
Miró a su alrededor, como si de esta manera pudiera hallar solución al panorama que se había encontrado.
Una mezcla de repulsión y pena se mezclaba en su interior, cuando al entrar pisó un trozo de carne.
Y lo peor era que sabía quien lo había hecho. No cabía la menor duda.
¿Qué hacer? Porque algo tenía que hacer.
Retrocedió unos pasos al oír un ruido y vió veloz una sombra cruzar el pasillo y entrar en una las habitaciones.
Muy despacio, sin apenas ruido, se acercó sigilosa hasta llegar a la puerta. Se asomó y vió dos ojos relucientes clavados en ella.
- ¡Robin, gato malo!- gritó al animalito, que todavía se relamía con el banquete.
Una vez más su glotona mascota se la había jugado, tirando al suelo el plato con los restos de carne guisada que habían sobrado de la comida y que ella pensaba aprovechar para cenar.
Robin la miró con sus ojos verdes y maulló, lenta y suavemente, como si pidiera disculpas. Ella se acercó y rozó con sus dedos el suave pelo naranja y blanco del felino, que ronroneando, se froto en sus piernas, como muestra de arrepentimiento.
- ¡Que voy a hacer contigo!- exclamo, ya con media sonrisa.
Y dando la vuelta, se dirigió resignada a limpiar los restos del desastre. Al fin y la cabo no dejaban de ser riesgos de la convivencia, que nadie dijo que fuera fácil.

Sed felices.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Las sombras de Grey o el porno de mamás

No, no las he leído, vaya eso por delante, y tampoco está en mi ánimo el leerlas de inmediato, aunque la verdad sea dicha que, después de ver el último artículo sobre esta trilogía me pica la curiosidad, sobre todo al observar que lo denominan el porno para mamás.
No sabía que hay porno para madres, padres, carteros o inspectores de Hacienda, pero mira tú por donde, debe ser así.
En fin, que ya sin poder resistirme, me he zambullido en dicho artículo, en el que se cuentan las tremendas visicitudes que está sufriendo el equipo que va a convertir esta literatura en película, porque se niegan a  que sea una película pornografica.  Vaya, pienso, partiendo de la calificación graciosa de "porno para mamás", no me imagino que los gionistas la vayan a transformar en una de Walt Disney....
En fin, que no hay como dar con la clave para vender libros, aunque esas claves no sean nada innovadoras. Al fin y al cabo, el centro argumental de esas cincuenta sombras son las relaciones sadomasoquistas, que ya con el inefable Marqués de Sade están recogidas literariamente en obras como Justine, o en una época más próxima en Historia de O.  Tal vez, como pasa con otras obras literarias, a la gente le cuesta acercarse a los clásicos.
Una, que anda entre escritores- lo siento, sé que son malas compañías- oye quejas y suspiros de lo difícil que es conseguir que a uno le lean o simplemente que le publiquen, contempla asombrada el éxito de esta escritora británica E.L. James, cuya calidad literaria está en entredicho, y que parece ser fue en principio un apéndice de Crepúsculo, best seller también amoroso, pero esta vez de vampiros y hombres lobos.
No es mi intención hacer una critica formal de estas obras que, ya he dicho al principio, no he leído, ni siquiera de la  actividad sexual que refiere, ya que cada uno es muy libre de obtener placer, si es consentido, por supuesto. Simplemente he querido, en esta noche rural, tranquila y reposada en la que me he sorprendido por este artículo, compartir con vosotros la curiosidad del éxito de una trilogía fundamentada en las relaciones de dominación (varón) y sumisión (mujer) , en pleno siglo XXI, y en unos tiempos en los que muchas nos dejamos las uñas en el teclado y los tacones en las aceras para remarcar que cualquier relación entre hombres y mujeres, ya sea sexual, laboral u otra , tiene que basarse en la igualdad.
¿Porno para mamás?... ¡Cómo está el patio!.

Sed felices.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Tiempo dormido

Escribo esta entrada con el eco de la campana llamando a misa de siete, el acontecimiento social más importante, después de la misa mayor.
Acabo de volver de dar un paseo, comenzado entre dos luces y ya de noche al llegar a casa, donde me recibe el olor y el calor de  la leña  ardiendo en la chimenea.
Me preparo un té y me siento al ordenador, esperando que la conexión wifi del móvil no me traicione y me permita escribir esta entrada completa.
¿Qué os cuento en esta tarde de otoño vestido de invierno? Si queréis os puedo hablar de la tranquilidad de los campos, esta mañana, cuando todavía blancos de escarcha, recorría los caminos linderos, junto al río. También os puedo describir el olor del pan, cociéndose en la tahona, junto con la perrunillas y los mantecados, que inundaba toda la calle, cuando fui a comprarlo. O quizá, mejor, os relato la conversación con el alcalde, sobre la fabricación de orujo, en la puerta de uno de los pocos bares que existen en este pequeño pueblo, en donde he venido a refugiarme de tanto quehacer cotidiano.
Lo que más me llama la atención y me seduce es la sucesión del tiempo en estos lugares. Parece, incluso físicamente, que corre más lento, más concienzudo, como si cada minuto se quedara un  poquito en suspenso, aspirando la serenidad del ambiente. Es algo tangible, que se puede respirar, y a lo que te quedas por instantes enganchada.
Emana de la propia tierra la sensación de paz al recorrer los caminos vacíos, al contemplar los campos dormidos, abiertos en surcos, esperando que la primavera los preñe de semillas, que se elevaran como espigas hacia el cielo. Mientras reposan bajo el manto blanco del rocío helado.
Vuelvo a escuchar la campana, esta vez dando la media. Si me asomara, vería la torre de la iglesia, de románico tardío, con sus cuatro ojos numerados, iluminando la fuente y los cipreses de la plaza y el silencio de la noche.
Y con ese silencio os dejo, transformado en paz de espiritu, que quisiera poder guardar, como se almacena el más preciado elixir, para cuando tenga que volver al fárrago del día día.

Sed felices. Yo lo soy.



martes, 4 de diciembre de 2012

Amor en los dedos.

- ¡Por fin!
- ¡Vaya recibimiento!
- Es que se me estaba haciendo eterno....
- Bueno, pues estoy aquí...
- Ya, ya lo veo.... ¿Has pensado en mi?
- No te me has ido de la cabeza en todo el día, era como un molinillo.
- Jajajaja....
- ¿Por qué te ríes..?
- No sé, me haces gracia. ¿Y que pensabas?
- Pues ya lo sabes.... No hace falta que te lo diga.
- Es que me gusta que me lo repitas....
- Pues... en tí, en como te veía, en la luz que resbalaba por tu cuerpo, el brillo de tus ojos, de tus labios...
- ¿Y que más ?....
- Ya te lo dije anoche...
- Bueno, pero ayer es ayer y hoy es hoy. La verdad es que estabas bastante más locuaz. Debió ser la sopresa.
- Pues sí, quizá. Es que no me esperaba que hicieras lo que te había pedido.
- Considéralo un regalo de Papa Noel adelantado.
- Jajaja.... ¿Entonces en Reyes?
- En Reyes..... Espera...
.........................................................................
- Ya. He ido a buscar un enchufe. Se me estaba quedando el móvil sin batería.... ¿De qué hablábamos?
- De la foto que me enviaste anoche, tuya, vestida, o desnuda,  de encaje negro.
Los dedos de ella se detuvieron un instante en el teclado del WathsApp, y luego volaron veloces por las teclas....
- Anda, amor, dime, otra vez,  lo que sentiste al verla.....

Sed felices

domingo, 2 de diciembre de 2012

Inquietud tentadora.

No tengo hoy nada que contaros, o quizá serían tantas cosas....
Como una es disciplinada y tiene la costumbre de escribir cada dos días, me veo en la obligación de afrontar el vacío de este blog y llenarlo de palabras, aunque esas palabras no tomen forma por que las ideas se han acomodado en el fondo de mi mente y se niegan a salir en un orden lógico.
Bueno, tampoco es del todo cierto que no pueda hablar de cosas, conocida es mi capacidad verbal, pero no sería interesante y además estaría mi exposición teñida de un cierto excepticismo por las cosas y las personas, sobre todas por algunas que hasta ahora formaban parte de mi existencia diaria.
Últimamente mi espíritu está inquieto, bueno siempre lo está, pero en estos últimos tiempos más, con ganas de volar, de alejarse de una cotidianeidad que se me presenta un tanto gris y monótona. Y eso no es nada bueno para mi, pues si hay algo que me mata es el aburrimiento.
Sé que de cara a la galería mi vida puede parecer de todo menos aburrida, si  la medimos por los parámetros de la mayoría. Pero como la vara  es la mía, no puedo por menos que sentir que me acerco a ese límite en el que el cuerpo y el espíritu me pide un giro, quizá un nuevo horizonte.
Seguro que muchos de mis lectores estarán pensando en lo mismo: año nuevo, vida nueva , y haciéndose promesas de cambio en algunos aspectos, ya sean físicos (el clásico dejar de fumar) o anímicos (romper o retomar relaciones) en esa búsqueda constante de la felicidad.
Y es que la vida es muy corta para aburrirse ¿no? O quizá es que yo pido mucho. No lo sé, pero esta inquietud que me ronda y que me empieza a susurrar al oído es muy tentadora,  y reconozco en ella  lo que  siempre me ha impulsado a abordar nuevas metas  cuando he creído agotadas las presentes.
En fin, que por delante tengo varios día para reflexionar si con el nuevo año cerraré algunas puertas que ya no tienen interés y abriré nuevas ventanas que dejen entrar el aire fresco de los nuevos proyectos.
¡Qué tentación!

Sed felices. Solo quedan 29 días.